Rodrigo Velásquez Torres
Hoy se conmemora un aniversario más de la consumación de la Independencia de México. Es curioso que en nuestro país sea de los pocos (si no el único) que conmemora sus fiestas patrias de Independencia en la fecha de inicio, en lugar de la culminación. Sin embargo, al adentrarse un poco en la historia nacional real (diferente de la oficial), uno logra vislumbrar las razones de dicha situación.
Nuestra lucha por la Independencia duró 11 años. Los primeros líderes insurgentes no pudieron ver triunfadora su causa libertaria, aunque en realidad no querían la independencia de España, sino alejarse de ella mientras Napoleón III ocupaba la península ibérica. Pero como bien lo interpretó Freud casi un siglo después, la masa (como volumen de personas) es ingobernable. En un par de años era inconcebible la reincorporación de las tierras americanas a la corona española; sin embargo, muertos los primeros líderes, el poder de dirección pasó a manos (y fusiles) de otros próceres que tenían otros intereses.
El virreinato de la Nueva España duró tres siglos. Durante esa época, 64 virreyes vice - gobernaron estas tierras a nombre de los Reyes de España. Como nación independiente (después de la colonia) estamos a punto de cumplir dos siglos. Somos una nación joven (dentro del concierto de las naciones modernas) comparada con las viejas naciones indio-oriente-europeas; aún faltan cien años para cumplir el tiempo que fuimos colonia. En estos dos siglos, 65 personas han ostentado el cargo de presidente (o emperador) de México. En doscientos años “independientes” hemos tenido más figuras de autoridad que en los trescientos colonizados. Valga este pequeño ejemplo para demostrar la inestabilidad por la que ha atravesado nuestro país para intentar gobernarse.
Con la entrada del Ejército de las Tres Garantías (las cuales eran Religión Católica como única tolerada en la nueva nación; 2, Independencia de México de España; y 3, Unión entre los bandos de la guerra) a la ciudad de México, un día como hoy pero de hace 197 años, el virreinato de la Nueva España llegaba a su fin.
La entrada de Agustín de Iturbide a la ciudad de México fue visto como el momento final de la larga lucha por la independencia política de un nuevo país, llamado «Imperio Mexicano». España habría de desconocer la emancipación de su antigua colonia, a pesar de que prácticamente todo el ejército y los distintos sectores de la sociedad la apoyaban. Sin embargo, hasta 1836, aquel país no reconoció la Independencia de México.
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