Pasar al contenido principal
x

Joaquín de la Cantolla y su globo

globos_de_cantolla
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

En la historia de la aviación, los pioneros destacan por su valentía y por su ingenio. Es el caso de Joaquín de la Cantolla y Rico, reconocido como el primer aeronauta mexicano. Aunque en un sentido estricto Cantolla no fue el primero, sí dejó, como ningún otro, su impronta en la cultura mexicana. Nacido el 25 de junio de 1829, Cantolla fue un visionario que desafió los límites de la gravedad y conquistó los cielos mexicanos tripulando  globos aerostáticos de diseño y fabricación propia. Su legado, tanto en la historia como en la imaginería popular, así como en el arte, sigue siendo una fuente de inspiración.

 

Para comprender plenamente la importancia de Joaquín de la Cantolla y Rico, es necesario adentrarse en el contexto histórico de una época en la que el vuelo humano, para muchos, era considerado una fantasía irrealizable. A inicios del siglo 18 se fue gestando el prodigio. Distintas iniciativas en Europa —Portugal, Francia y España— daban cuenta de la posibilidad de elevarse por el aire con artefactos que, en teoría, son más pesados que este. La más célebre de estas iniciativas fue la de los hermanos Montgolfier, en 1783. Apenas dos años después, Jean-François Pilâtre de Rozier, un valiente profesor de Física y Química, murió junto con su acompañante, Pierre Romain, al estrellarse el globo con el que intentaron cruzar el Canal de la Mancha, siendo las primeras víctimas mortales de un accidente aéreo.

En México, Cantolla, de oficio telegrafista, se atrevió a soñar con las alturas. Fue en la segunda mitad del siglo 19 cuando comenzó a experimentar con globos aerostáticos, explorando los principios de la aerodinámica y la navegación aérea. Inspirado por el vuelo del guanajuatense Benito León Acosta sobre Morelia (1844), no dudó en acercarse a los hermanos Wilson —que en 1862 giraban por el país exhibiendo su globo aerostático y vendiendo paseos—, para así aprender de ellos. En 1863, Joaquín de la Cantolla y Rico, a bordo de su globo Moctezuma I hizo un ascenso público que le valió la admiración del pueblo y el reconocimiento del mismo Maximiliano de Habsburgo. Desde entonces, Cantolla y su globo se hicieron habituales en la escena pública mexicana, recibiendo, como le correspondía, trato de héroe nacional.

 

Pero más allá de su impacto en la aeronáutica, Cantolla dejó una huella profunda en la cultura mexicana. Su pasión por el vuelo capturó la imaginación del pueblo, que lo convirtió en figura venerada. No faltaron los accidentes ni los incidentes penosos, como aquel cuando, ya como operador honorario, en 1914 accedió a acompañar al francés Julio Dubois a un vuelo de prueba de un globo importado. Por una serie de eventos climatológicos, el artefacto terminó sobrevolando un campamento zapatista, siendo hostilizado a balazos por los revolucionarios. Ya sea por el susto o por causas naturales, el pionero de la aeronáutica mexicana murió dos semanas después del incidente.

La figura de Joaquín de la Cantolla y Rico también se convirtió en fuente de inspiración para los artistas nacionales. La estampa de un globo aerostático surcando los cielos mexicanos se volvió un motivo recurrente en pinturas —como en sendos murales de Rivera y O’ Gorman—, corridos y hasta obras cinematográficas.

 

"Más allá de su impacto en la aeronáutica, Cantolla dejó una huella profunda en la cultura mexicana".

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.