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Peripecias y cartas de doña Emilia Pardo Bazán

mujer
Foto(s): Cortesía
Redacción

Mónica Ortiz Sampablo / Última de dos partes

Emilia Pardo Bazán Intentó ingresar a la Real Academia Española en más de tres ocasiones; en todas fue rechazada, simplemente por ser mujer y con diferentes pretextos. Mujer llena de vigor y seguridad, cuya inteligencia representaba un latigazo para sus coetáneos, quienes hicieron mofa de su talla, de su voz, de sus maneras hombrunas. No obstante, esta gran escritora poseía el ingenio para no amilanarse y continuar haciendo evidente mediante sus cuentos y novelas las condiciones de vida de las mujeres en diferentes contextos.

Fue precisamente el temple de su pluma lo que conquistó a Pérez Galdós, con quien mantuvo una relación de más de veinte años que transitó de la admiración, propia de una alumna hacia su maestro, pasó por un enamoramiento apasionado y terminó en una amistad consumada. Relación que dejó un rastro de misivas, de las cuales se conservan en su mayoría las escritas por Emilia (casualidad o manera de exhibir a la mujer y proteger al hombre), cosa que es de agradecer, ya que lejos de ser las típicas cartas románticas y dulzonas, resultan divertidas, ocurrentes y desfachatadas.

“Te muerdo un carrillito y te doy muchos besos por ahí, en la frente, en el pelo y en la boca”. “Rabio también por echarte encima la vista y los brazos y el cuerpote todo. Te aplastaré. Después hablaremos dulcemente de literatura y de la Academia y de tonterías. ¡Pero antes morderé tu carrillito!” “No hemos hecho más que arrimar la manzana a los dientes, esta es la verdad, no hemos agotado, ni siquiera bebido a boca llena el dulce licorcito que nos podemos escanciar el uno al otro”. “Ven a tomar posesión de estos aposentos escultóricos. Aquí está una buitra esperando por su pájaro bobo, por su mochuelo”.

Su relación era abierta y por lo tanto hubo momentos en los que se involucraron tanto uno como otro con terceras personas; hubo también la intención de Galdós por encaminarse al matrimonio, pero Emilia no renunciaría a su libertad: “Qué ¿no has sido feliz esas últimas tardes? ¿No me dabas el alma hasta las últimas raíces? ¿Pues por qué te atormentas con eso?”

La pasión, la libertad, el compromiso con un feminismo que pugnó siempre por defender el derecho de las mujeres a la educación fueron cuestiones de mayor importancia para Emilia Pardo Bazán, quien de sí misma dijo: “Soy exigente y donde entro aspiro a llenarlo todo”.

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