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Pancho Villa, el Centauro del Norte que burló a sus enemigos

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Leonardo Pino

- I -

El mediodía del 26 de junio de 1920, el general Francisco Villa firma la rendición ante el gobierno de Adolfo de la Huerta. Lo acompañan los más fieles de sus tropas, jirones de aquella gloriosa División del Norte: algunos Dorados, dos generales, 83 jefes, 160 oficiales y 558 elementos de tropa.

El Centauro y sus más fieles, se retiran a la Hacienda El Canutillo, en el municipio de Ocampo, Durango.

Allá va el general a iniciar el descanso del guerrero, proyecto que alguna vez confiara al periodista John Reed y que éste narrara en sus crónicas de México Insurgente: “Mi mayor ambición es pasar mis días en una de esas colonias militares entre mis compañeros que quiero, quienes han sufrido tanto tiempo y tan profundamente por mí. Me gustaría que el gobierno estableciera una fábrica para producir buenas sillas de montar y bridas, porque yo sé hacer eso; y el resto del tiempo me gustaría trabajar en mi pequeña granja, criando ganado y cultivando maíz. Sería bueno, creo yo, ayudar a que México fuera un lugar feliz.

Cuando se establezca la nueva república ya no habrá más ejército en México. Los ejércitos son el mayor apoyo de la tiranía. No puede haber dictador sin ejército. Pondremos a trabajar a las tropas. Por toda la república estableceremos colonias militares compuestas por los veteranos de la Revolución. El estado les daría tierras agrícolas y establecería grandes empresas industriales para darles trabajo”.

 

- II -

En las 83 mil 436 hectáreas de El Canutillo, de las cuales solo mil 784 eran de riego, fundó una pequeña república de propietarios independientes, armados, agrupados en colonias militares autosuficientes; junto a los suyos, el general organizó el trabajo comunal, compró maquinaria agrícola, sembró trigo, maíz y frijol; fundó un banco de crédito; instaló talleres de carpintería y zapatería; construyó una escuela para los niños y casas para los trabajadores.

Tres años después de que firmara el tratado con el gobierno federal, el general seguía esperanzado en “ayudar a que México sea un lugar feliz”; sin embargo, y a pesar de su presente de paz y trabajo fecundo, no pudo sustraerse al destino violento que lo acompañó toda su vida.

A lo largo de su vida, Francisco Villa sufrió numerosos atentados de los que salió ileso. Sin embargo, el 20 de julio de 1923, fue emboscado cobardemente, en Hidalgo del Parral, Chihuahua. El general iba a celebrar un bautizo familiar, a bordo de un vehículo que él mismo conducía. Estaba acompañado por el coronel Miguel Trillo y una escolta de Dorados. En una esquina de la Avenida Juárez, nueve tiradores ocultos dispararon sobre él, sin que la escolta lograra repeler el artero ataque. El Centauro del Norte murió en el acto.

Se cree que su homicidio fue instigado por el entonces presidente Álvaro Obregón y por su sucesor, el también general, Plutarco Elías Calles, temerosos del apoyo que Villa pudiera brindar a Adolfo de la Huerta, que aspiraba a suceder a Obregón en la Presidencia.

Con motivo de su muerte, Everardo Gámiz Fernández, en su libro “Villa, Caudillo de la Revolución”, escribió: “En Parral termina la vida de Villa, pero solamente física, pues con ello se agiganta su figura, sus acciones se reconocen y realza la personalidad del que sirvió a los pobres, a los humildes, y fue y seguirá siendo ejemplo de patriotismo, audacia y valentía”.

Al iniciar este año, la Presidencia de la República, para honrar, recordar y difundir la vida y obra del revolucionario duranguense, hizo la declaratoria “2023, Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo”.

En la exposición de motivos, el presidente de la Nación sostuvo que “Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa, fue uno de los personajes más importantes de la Revolución Mexicana” y agregó que “sin la conducción que hizo de la División del Norte, el ejército popular más poderoso en la historia de México, no hubiera sido posible el triunfo revolucionario, ni la destrucción del estado oligárquico y de su ejército, ni las reformas sociales de que la Revolución produjo en favor de los sectores populares. Es eso lo que ha hecho perdurar en la memoria colectiva a Villa y que la gente más humilde lo recuerde como a uno de los suyos y utilice su figura para orientar sus luchas y demandas”.

Los Dorados de Pancho Villa

Los famosos Dorados de Villa, fue un grupo de trescientos guerreros leales que, con ese nombre, iniciaron su leyenda en la toma de Zacatecas. Antes, habían combatido al lado del general en las batallas de Tierra Blanca, Ojinaga, Chihuahua y Torreón.

Se distinguían por su vestimenta y armamento especial: gabardina cazadora, color verde olivo, pistola Colt calibre 44, un rifle Máuser, y un sombrero Stetson, al que adornaban con una estrella dorada.

No se conoce al autor del corrido que los recuerda y que ya es parte del folclore nacional.

 

Pancho Villa que un día bajarás
de tus azules montañas,
de tus abruptas sierras,
de Durango y de Chihuahua.

Pancho Villa, los montes coreaban
¡Viva Villa y sus fieles Dorados!
don Francisco en la revolución
y del pueblo su gran brazo armado.

Despierten Villistas, despierten Dorados
la Revolución no ha terminado,
que Villa no ha muerto, ni ha resucitado;
que simplemente dormía y ahora se ha levantado.

Pancho Villa que un día volverás
de tus azules montañas,
de tus abruptas sierras,
de Durango y de Chihuahua.

Pancho Villa, te está esperando
tu caballo varado en el cielo,
pa' que grites ¡Arriba Dorados!
la revolución no ha terminado.

Despierten villistas, despierten Dorados
la revolución no ha terminado;
que Villa no ha muerto, ni ha resucitado,
que simplemente dormía y ahora se ha despertado.

 

MEMENTO

20 de julio de 1923: Muere asesinado en Parral, Chihuahua, Francisco Villa, El Centauro del Norte, uno de los principales jefes de la Revolución Mexicana.

21 de julio de 1822: Iturbide es coronado como el Emperador Agustín I de México.

22 de julio de 1968: Inicio del movimiento estudiantil en la Ciudad de México, que buscaba ampliar las libertades democráticas y el cese de la represión gubernamental.

23 de julio de 1802: Nace en San Luis Potosí, Mariano Arista, declarado en 1856 Benemérito de la Patria, por sus méritos en la lucha contra la intervención norteamericana. Presidente de México (1851-1853).

23 de julio de 1808: Fray Melchor de Talamantes entrega al regidor del Ayuntamiento de México, Manuel de Cuevas, su escrito “Congreso del Reino de la Nueva España”, considerado documento subversivo por las autoridades virreinales.

23 de julio de 1859: Benito Juárez expide la Ley sobre Matrimonio Civil.

23 de julio de 1921: Por decreto del presidente Álvaro Obregón, se crea la Secretaría de Educación Pública.

23 de julio de 1929: Se publica la Ley Orgánica que da autonomía a la Universidad Nacional de México.

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