Antía Alfonso
Durante el último día de clases antes del verano, Lale y sus cuatro hermanas se entretienen en la playa con un grupo de chicos de su escuela, que las cargan en sus hombros mientras corren y ríen. No saben que ese juego que ellas consideran inocente no lo es para los adultos y causan sin querer un escándalo en la localidad que llena de vergüenza al nombre familiar.
Cuando llegan a casa comienza la tragedia; su abuela, con quien viven desde la muerte de sus padres, las azota por su comportamiento escandaloso y a partir de entonces todo lo que puede pervertirlas queda prohibido. El hogar se convierte en una fábrica de esposas, una prisión literal y metafórica de la que parece no haber salida alguna.
En su película Mustang, la directora turca Deniz Gamze Ergüven retrata el aislamiento al que, aún en la actualidad, se ven sometidas muchas mujeres en su país. La pequeña comunidad en la que viven las protagonistas es sumamente represiva y, como tal, se encarga de inhibir los instintos y libertades de las adolescentes. La cinta sumerge al espectador en una atmósfera asfixiante, viciada por la intolerancia y la demonización de la sexualidad, o más bien, de su externalización.
Es así como las hermanas se ven obligadas a realizarse exámenes que comprueben su virginidad, aprender las tareas del hogar y ser expuestas para llamar la atención de hombres que puedan desposarlas. Gamze Ergüven realiza una crítica hacia una sociedad llena de contradicciones y extremos, con una crudeza argumental que de igual forma se antepone a los colores suaves y la ligereza visual del filme. Ningún personaje es maniqueo, y si bien los antagonistas están definidos, es posible entender sus motivaciones.
La abuela ama a sus nietas, pero está demasiado atada a las tradiciones a las que ella misma se vio sometida en su infancia. Más que una película, Mustang es una fábula necesaria que reivindica la posición de la mujer en la sociedad turca, además de ser un canto a esa generación de niñas valientes que buscan poder correr libres sin que nadie nunca pueda encerrarlas. [email protected]
