En el destino de Saint Exupery se tejieron dos vocaciones: escribir y volar, aunque parecieran ser la misma cosa para quienes escribimos, volar en el sentido literal no todos podemos volar. Además de El principito, escribió otras obras, pero al margen de ellas existe un cúmulo de cartas de gran valor, si es que se quiere profundizar en la interesante vida de este escritor.
Mónica Ortiz Sampablo
Hace algunos años se publicó parte de la correspondencia entre él y su esposa Consuelo, una mujer que en su tiempo causó polémica entre otras cosas porque se casó con
De Saint Exupery luego de un divorcio y de una viudez en un segundo matrimonio, asunto por el cual la familia del escritor nunca la vio con buenos ojos. Ella era una artista, su ser no estaba atado a los convencionalismos sociales, nacida en El Salvador, fijó su residencia en Argentina, ahí se conoció y flechó con Antoine, y se mantuvieron unidos hasta la muerte de este, pese a que la relación tenía el ingrediente de dos personalidades apasionadas y fuertes. Lo interesante es que gracias a la correspondencia de ambos podemos conocer tanto a uno como otro y sacar nuestras propias conclusiones.
No tuvieron hijos, pero su relación fue el germen de El principito, además de dejar memoria en más de 160 misivas, algunas de estas publicadas, otras, aún bajo la custodia del mayordomo de Consuelo. Algo curioso es que estaban aderezadas con dibujos y bocetos.
Sin embargo, existe alguien más con quien De Saint se carteaba, una amiga muy querida a quien conoció en el Liceo Saint -Louis: Renée de Saussine a quien llamaba Rinette. En ciertos fragmentos de sus cartas se aprecia la añoranza de la infancia, siempre latente, también el profundo valor de la amistad incluso escribe “me has domesticado” por si les parece familiar esta frase. Antoine experimentaba impaciencia cuando su amiga tardaba en escribirle, llegaba a pensar que verdaderamente era una amiga inventada, de ahí el título del libro en el que se reúnen algunas de estas misivas “Cartas a una amiga inventada”.
Con el autor del principito también aprendemos que las palabras germinan de actos cotidianos y que escribir cartas aporta genialidad a nuestra vida. [email protected]
