El otro Xicoténcatl | NVI Noticias Pasar al contenido principal
x

El otro Xicoténcatl

escudo
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Rodrigo Velásquez Torres

La historia de México, así como la de todos los países, está repleta de vidas anónimas, poco conocidas o quizá olvidadas por completo. Personajes ignorados por la mayoría de las personas, vidas entregadas a la lucha en la defensa de la patria, durante las tantas y tantas guerras que se llevaron a cabo para lograr la patria que hoy tenemos. Uno de estos personajes fue Felipe Santiago Xicoténcatl, quien nació entre los años de 1804 a 1806 (según diversas fuentes), en San Bernardino Contla, dicen unos; en Panotla, dicen otros; de cualquier manera es seguro que nació en Tlaxcala.

Con ese reconocido apellido y lugar de origen, la historia de vida del tlaxcalteca es un ejemplo de calma, orgullo y valentía. Felipe era un niño cuando estalló la guerra de Independencia. Su infancia transcurrió entre balas, muertes y destrozos, las personas habían empuñado las armas, en una guerra que duraría once años y a la cual sobrevivió. Le tocó vivir la etapa más complicada de la historia del México independiente. Durante este periodo tan bélico, el joven Xicoténcatl se aficiona por la carrera de las armas.

 

En 1829, por acuerdo del Presidente de la República, Vicente Guerrero, ingresa formalmente en el Ejército con el grado de Teniente de Infantería. Toma parte activa en muchas luchas armadas, en la que los cuartelazos, los golpes de estado y las traiciones se sucedían, presenciando cómo transitaban por el poder con rapidez admirable: Vicente Guerrero, Valentín Gómez Farías, Gómez Pedraza, Anastasio Bustamante, Antonio López de Santa Anna, etcetéra. Es precisamente este último quien, en 1832, lo asciende al grado de Capitán.

En el fatídico año de 1847, el ejército norteamericano invadió nuestro país y avanzó sobre territorio patrio hasta llegar a la ciudad de México. Para combatir esta invasión, se organizaron diversos batallones. Uno de ellos fue el Batallón de San Blas, cuyo comandante era Felipe Santiago Xicoténcatl, quien ya tenía el rango de Coronel. El ejército norteamericano avanzaba por las calles y se dirigía al Castillo de Chapultepec, con la intención de apoderarse de esa fortaleza, la cual estaba siendo defendida por  cadetes del Colegio Militar.

Los enemigos avanzaban cerro arriba y el coronel Xicoténcatl recibió la orden de conducir su batallón hacia Chapultepec, para apoyar a los valientes defensores. Felipe Santiago, al frente de sus hombres, penetró en el bosque que rodeaba al castillo y comenzó a subir el cerro con decisión y fuerza. Pero sus enemigos eran numerosos, estaban mejor armados y se encontraban colocados en lugares estratégicos. Cuando el Batallón de San Blas subió el cerro, tuvo lugar una terrible y mortal batalla. Los norteamericanos los exterminaban sin misericordia. Xicoténcatl mismo fue herido por numerosas  balas.

Herido de muerte, reunió sus últimas fuerzas para recoger la bandera de su batallón, evitando que los norteamericanos la mancillaran. La guardó en sus propias ropas y, ya con la bandera a salvo cerca de su pecho, cayó muerto sin poder impedir la sangrienta masacre que habría de ocurrir en el castillo tomado. Cuando las tropas levantaron el cadáver del coronel, encontraron la bandera de San Blas guardada en el pecho de Xicoténcatl, bañada en su sangre.

El 14 de noviembre de 1853, fue ascendido al grado de Coronel de Infantería Post Mortem, con la antigüedad del día de su muerte. Sus restos fueron sepultados en el Panteón de San Fernando (Ciudad de México), y trasladados en 1952 al Monumento de los Niños Héroes en las faldas de Chapultepec. Hoy, esa bandera que protegió, lo acaricia y cubre sus cenizas.

 

Contacto y réplica:

[email protected]

 

"La historia de vida de Felipe Santiago Xicoténcatl es un ejemplo de calma, orgullo y valentía".

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.