Luis Manuel Roque López y Exayana Santos Carrera
El Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO) tiene como ejes rectores la conservación, preservación y difusión de la memoria histórica de la entidad oaxaqueña.
El Archivo Histórico se conforma por los Departamentos de Recepción y Expurgo (organización), Conservación y restauración (preservación), y Reprografía (digitalización). El Departamento de Recepción y Expurgo está conformado por las siguientes áreas: recepción, descripción documental, control de archivos y consulta; estas áreas se encargan de organizar, describir, recepcionar y resguardar el patrimonio documental del AGEO.
En el Archivo Histórico se albergan documentos como el Decreto para reformar al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, creado el 26 de mayo de 1826, que en 1843 fue cerrado por decreto del presidente Antonio López de Santa Anna, quien privó a las Asambleas Departamentales, de las facultades de proveer a los recintos educativos, los recursos necesarios para su correcto funcionamiento.
Se expide el Decreto
Fue hasta el 30 de enero de 1845 cuando el presidente de la Asamblea, Luis Fernández del Campo, expide el decreto para reabrir el Instituto de Ciencias y Artes del Estado, dependiente del presupuesto gubernamental, para impartir dieciséis cátedras; seis referentes a estudios preparatorios, cinco dirigidos a la carrera de Medicina con uno más de especialización y cuatro enfocadas a la Facultad de Jurisprudencia. Dicho decreto, se compone por VI capítulos y un reglamento anexo, con XII capítulos en donde se detallan los siguientes puntos:
Referente a las generalidades del Instituto de Ciencias y Artes del Estado (ICAE), creado dentro del Decreto-Ley de Instrucción Pública del Estado de Oaxaca, emitido por la Legislatura local el 26 de Mayo de 1826, que hasta esa fecha estuvo bajo la Legislatura del antiguo Estado y continuaba dependiendo directamente de la Asamblea Departamental, además era subsidiada por el tesorero de la Asamblea.
El Instituto se conformaba por: un director, dieciséis catedráticos, un secretario, un bibliotecario, un bedel y un portero mozo de aseo. El director era encargado de nombrar a los catedráticos sustitutos, al bedel y al portero mozo de aseo; en conjunto con el gobierno, nombraba a los catedráticos interinos; así mismo, la junta directora, era la encargada de nombrar al bibliotecario y al secretario; este último, era además uno de los catedráticos.
Montos específicos
El tesorero de la Asamblea designaba montos específicos para los miembros del Instituto de Ciencias y Artes del Estado, los cuales se distribuían de la siguiente manera: Quinientos pesos anuales, para el Director y Catedráticos de Jurisprudencia y Medicina; cuatrocientos pesos a los de Estudios Preparatorios Generales y Especiales de Medicina, exceptuando a los Catedráticos de Dibujo y Gramática Francesa; a ellos les correspondía la cantidad de trescientos cincuenta pesos; al Bibliotecario trescientos, al Bedel doscientos y el portero mozo recibía la cantidad de seis pesos.
En el reglamento anexo al decreto, elaborado por la Asamblea Departamental del Estado de Oaxaca, presidida por Antonio de León, se estipula lo siguiente:
Dar parte a la autoridad correspondiente sobre posibles autores para la enseñanza; al igual, proponer posibles mejoras para la institución, designar comisionados para revisar la biblioteca y museo, quienes tendrán la función de reportar mensualmente a la junta las faltas que adviertan para acordar providencias correspondientes, delegar a los alumnos la función de sostener los actos de estatuto.
Dentro de las facultades y obligaciones del director destacan: Presidir la Junta Directora con voto en ella, así como todas las funciones literarias del recinto y convocar juntas extraordinarias en caso de ser necesarias; algunas de las facultades y obligaciones del secretario consistían en dar a los catedráticos a principio de cada ciclo escolar la lista de los alumnos que debían recibir; el bibliotecario tenía la obligación de recibir y entregar la biblioteca y el museo con formal inventario, así como mantener abierta la biblioteca de 8 a 12 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde y tener abierto el museo una hora diaria.
Asimismo, dentro de las obligaciones del bedel destacaban celar la asistencia de los catedráticos, cuidar del aseo, llevar las comunicaciones y billetes citatorios a las autoridades correspondientes e instruir diariamente los acontecimientos notables de la institución; dentro de las facultades y obligaciones de los catedráticos imperaban asistir diariamente, recibir a los alumnos que se presentaban, asistir a las juntas, exámenes y actos públicos citados por el director, evaluar anualmente a los alumnos matriculados; el alumno que faltara a cátedra tres meses continuos o interrumpidos durante el año escolar, perdía los cursos del mismo año; los pasantes tenían la obligación de sustituir a los catedráticos en sus faltas.
Punta de lanza para descentralizar el Instituto
Los decretos y movimientos organizados, por personajes como Antonio de León y Luis Fernando del Campo, sirvieron como punta de lanza para consolidar la descentralización del Instituto de Ciencias y Artes, siendo cruciales para el desarrollo de la educación superior en el Estado. En el mismo decreto se menciona la necesidad de dotar al plantel de otro edificio, pues el anexo a San Pablo estaba bastante deteriorado; recordemos que en esos tiempos, la educación era restringida para un reducido segmento de la sociedad que poseía poder económico y social.
Para conocer un poco más acerca de los movimientos que direccionaron la educación en Oaxaca, te invitamos a visitar el área de consulta del Archivo Histórico, donde encontrarás documentos de gran relevancia de nuestro estado. Ubicado en calle Los Pinos Calle Los Pinos, esquina Avenida Canteras S/N, Santa María Ixcotel, Santa Lucía del Camino, Oaxaca; C.P. 71228. O bien visitar la página web del Archivo General del Estado.
Para saber
En el Archivo Histórico se albergan documentos como el Decreto para reformar al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, creado el 26 de mayo de 1826, que en 1843 fue cerrado por decreto del presidente Antonio López de Santa Anna, quien privó a las Asambleas Departamentales, de las facultades de proveer a los recintos educativos, los recursos necesarios para su correcto funcionamiento.
