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Cuentos del Doctor Lector: Elíxir de Emma

psicologia
Foto(s): Cortesía
Redacción

Primera de dos partes / Carolina E. García García

En una mañana de primavera, Emma, acompañada de su madre, se dirige camino a la escuela; ambas, muy alegres por las ocurrencias de Emma, una niña muy ingeniosa y divertida, a quien por cierto le gusta platicar con las flores y plantas que encuentra a su paso; así comienza cada amanecer con gran fervor.

Después de ese gran momento, Ana, la madre de Emma, se despide de su hija para tomar su camión con destino a la clínica donde trabaja; Ana es quien se encarga de mantener limpio el lugar.

Emma disfruta como nunca de jugar con sus amigas a la hora del recreo; aquellos nogales en el patio acarician sus alegrías, sus aventuras.

Al final de sus clases, la maestra les informa:

"Atención niños, a partir de mañana no habrá clases hasta nuevo aviso, pues un virus muy peligroso ha llegado a la ciudad, necesitamos quedarnos en casa para no contagiarnos".

Emma, junto con sus compañeros, saltan y gritan de alegría.

Al llegar a casa se sienta al lado de su abuela, suspira hondo.

— ¡Por fin!, unas vacaciones.

—Ya me hacían falta— afirma mientras acaricia los rizos de su corta cabellera. Después, junto con su abuela, se pierden en los aromas y guisos de la cocina; Emma aprovecha esos momentos para degustar todo a su antojo.

Mientras pasan los días, Emma recoge por las tardes en el campo, los frutos de la cosecha de su padre.

Pero las vacaciones de Emma se van haciendo cada vez más largas; pasan los días, semanas y meses y todo empeora; por todas partes se escucha que las personas mueren debido al virus.

—¡Esto ya no me gusta!—expresa Emma con gran enfado. —Extraño ir a la escuela, abrazar a mis amigos y salir a los parques, extraño ver las sonrisas, no me gustaría que se borren de mi memoria las miradas de las personas, ni dejar de sentir las suaves caricias de sus manos. Ahora me anuncian que las clases serán en línea, no entiendo eso, ni mucho menos usar ese cubrebocas que no te deja respirar.

Su madre llega del trabajo; Emma corre para abrazarla.

—¿Por qué si todos dicen que nos quedemos en casa, sigues trabajando?— expresa con gran angustia.

 —En las clínicas y hospitales llegan muchos enfermos y más en estos tiempos de pandemia; si todos los que trabajamos ahí nos quedáramos en casa, ¿quién cuidaría de ellos? —responde su madre.

—Sí, ya entiendo—contesta más tranquila—. Lo que pasa es que también te extraño mucho.

Continuará el próximo miércoles…

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