Zeltzin Alfonso
¿Qué significa crecer? Para muchos es alejarse del nido, crear su propio hogar y sus propias reglas; enfrentarse a la vida con las herramientas que fueron capaces de adquirir a lo largo de los años. Hay personas que parece nunca crecerán y otras que lo hacen demasiado rápido, obligadas por circunstancias que no eligieron. Muchas veces la contrariedad familiar que implica el crecimiento no radica en los hijos abandonando a los padres, sino en estos últimos y su incapacidad de dejar ir.
Es justamente esta situación la que aborda el cortometraje Bao, dirigido por la cineasta Domee Shi, el cual narra la historia de una mujer que mientras hace dumplings se percata de que uno de ellos ha adquirido una humanidad que la impulsa a protegerlo como a un vástago. Ambos seres parecen ser felices en una relación simbiótica, pero a medida que pasa el tiempo, la pequeña creación comienza a tener necesidades e inquietudes propias: jugar con otros “niños”, alejarse del regazo de su creadora, tener pareja. La mujer se muestra sobreprotectora, demostrando su afecto por medio de cuidados extremos y restricciones. Es comprensible: su “hijo” está hecho de harina y agua, es frágil ante el mundo y ella no quiere que nada lo lastime. Para protegerlo será capaz de hacer cualquier cosa que esté a su alcance, aunque ello signifique la destrucción de aquello que más ama.
El impacto de este corto radica en el carácter realista que es capaz de mostrar por medio de personajes fantásticos; el hijo que busca a toda costa encontrar su propio camino y la madre que intenta disuadirlo con todos los medios que tiene a su alcance. Sin embargo, más allá de la anécdota, lo que Bao intenta señalar al espectador es que el crecimiento de los hijos (y propio) es inevitable; va más allá del alcance de los padres y lo único que éstos pueden hacer al respecto es educarlos para que eventualmente creen un camino sólido y no de harina; uno que no pueda desmoronarse con el mínimo soplo del viento.
