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Vibran las calles de Oaxaca en Guelaguetza: Baile, fiesta y tradición

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Ni la amenaza de lluvia detuvo los ánimos y el deseo de vivir en carne propia el desfile de delegaciones, como preludio para este Lunes del Cerro.

La gradiente visual y el paisaje sonoro que los oaxaqueños conservan en su memoria se volvió a ver y a escuchar, también a disfrutar, a oler y a sentir. Aroma de copal y mezcal se fundieron para celebrar la vida y honrar a quienes ya no están. Fue el primer desfile de delegaciones que tras dos años de no realizarse, por la pandemia, se volvió a vivir. 

A las seis de la tarde, las calles de la ciudad de Oaxaca gritaron, corearon, chiflaron y fueron escenario para una catarsis colectiva que, por algún momento, se desbordó en emociones. Tres horas antes, los oaxaqueños ya se organizaban para ver, en primera fila, el desfile.

Bancos, sillas y hasta mesitas sobre las banquetas, algunos trepados en árboles, en la herrería que cubre las ventanas coloniales; otros se dieron cita en terrazas de restaurantes, hoteles, bares, cafés, casas habitación y negocios con vista privilegiada al recorrido. Nunca antes se había visto tanta afluencia de personas a estos desfiles; el tránsito se detuvo minutos antes y los conductores tuvieron que bajar de sus vehículos para, de alguna manera, ser parte de los espectadores.

Como es tradición, al frente se colocaron los coheteros que abrieron paso; enseguida las autoridades estatales, municipales e invitados especiales, con la presencia de la Diosa Centéotl, Jacsenic Maybeth Rodas González; le siguieron los faroleros, monos de calenda y marmotas de las Chinas Oaxaqueñas, que abrieron el desfile y entre ellas las 22 delegaciones invitadas para el primer Lunes del Cerro.

El público pudo ver una muestra de la riqueza y vastedad de cada delegación. Las mejores galas, el mejor ánimo, la energía a tope para aguantar el recorrido. Niñas, niños, jóvenes y adultos formaron parte de cada grupo. Del lado de los asistentes, hasta las mascotas fueron partícipes y el denominador común, el tiliche, en atuendos, playeras y decoraciones de fachadas. 

Sí, el llamado fue para los oaxaqueños y visitantes y la respuesta fue descomunal. Turismos y locales se volcaron para vivir esta fiesta. Para muchos fue la primera vez; para otros, una vez más de vivirlo diferente, con otros ojos. Gritos de júbilo y "¡Que viva Oaxaca! ¡Que viva la Guelaguetza!"

A un costado del centenario Teatro Macedonio Alcalá fue colocado un templete para las autoridades, desde donde varias veces el gobernador del estado, Alejandro Murat; su esposa, la señora Ivette Morán; y el presidente municipal, Francisco Martínez Neri, bajaron a ser partícipes de sones y jarabes, degustaron mezcales y curados, sin dejar de bailar. La fiesta se extendió hasta las nueve de la noche y culminó sobre la avenida Independencia. 

 

"Como es tradición, al frente se colocaron los coheteros que abrieron paso; enseguida las autoridades estatales, municipales e invitados especiales, con la presencia de la Diosa Centéotl, Jacsenic Maybeth Rodas González; le siguieron los faroleros, monos de calenda y marmotas de las Chinas Oaxaqueñas, que abrieron el desfile y entre ellas las 22 delegaciones invitadas para el primer Lunes del Cerro".

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