Cuando se piensa en cine surrealista, la primera referencia que llega a la mente es probablemente “Un Perro Andaluz”, cortometraje dirigido por Luis Buñuel con la colaboración en el guion del mismísimo Salvador Dalí. Sin embargo, antes de este existió una primera muestra de surrealismo, curiosamente dirigido por una mujer. La cinta en cuestión narra las obsesiones y deseos eróticos de un reverendo hacia la mujer de un general bajo una atmósfera onírica. El conflicto se presenta entre la culpabilidad, la frustración y el deseo, y también hace una crítica al orden establecido y representado por los tres personajes principales (el clero, la burguesía y los militares).
Germaine Dulac (1882-1944) fue una crítica y directora cinematográfica francesa. A lo largo de los años 20, colaboró en diversas revistas de cine como Cahiers du Cinéma y Cinégraphie. En 1928 dirigió “La Concha y el Reverendo (La Coquille et le Clergyman)”, film de 40 minutos con guion de Antonin Artaud que en su momento generó notables controversias entre ambos creadores, pues Artaud sostenía que su obra había sido traicionada por la directora. Incluso los demás surrealistas tacharon la cinta de ser demasiado suave, por lo que Dulac no alcanzó el reconocimiento de pionera hasta hace relativamente poco.
Sin embargo, Germaine no era una improvisada, había estudiado teatro, música y pintura. Formó parte del impresionismo francés y, para cuando filmó “La Concha y el Reverendo”, tenía en su haber películas más de diez realizaciones. Los personajes encuentran en la concha que da título al mediometraje un elemento simbólico polisémico, con evidentes connotaciones sexuales, bajo el que gira toda la trama.
A pesar de la controversia del momento, actualmente es innegable que la colaboración entre los dos artistas le regaló al mundo una de las películas más inquietantes de la historia del cine francés y un documento donde la poesía y el erotismo se trenzan en imágenes bellas y perturbadoras que sin duda contribuyeron en gran medida a renovar el lenguaje del cine.
