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Luvia Lazo y el registro de lo efímero

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Carina Pérez García / Fotos: Luvia Lazo (Cortesía)

 

Crear una impronta de la impermanencia resulta casi una antítesis de su posibilidad y hay alguien que ha demostrado que sí se puede. La fotógrafa zapoteca Luvia Lazo (1990, Teotitlán del Valle) no sólo lo ha conseguido, sino que desarrolla en estos días su serie “Kanitlow”, la continuación de registrar el cambio, el rastro del tiempo, lo efímero. Sobre este proyecto fotográfico, aún en proceso, fue invitada a participar en el festival Photoville, en Nueva York. 

Ahí compartirá en los próximos días el proceso de su proyecto fotográfico, el cual cambió a partir del duelo que vive, debido a la muerte de su abuelo. El nombre de esta serie se traduce del zapoteco del valle al español como: perdiendo/rostro. Y es que en algún momento su abuelo, con quien ella se crió durante 23 años, le contó que estaba perdiendo la vista de un ojo. 

En entrevista, Luvia Lazo habla de sus recuerdos, de su infancia, de su acercamiento a la fotografía y de los cambios a lo largo de su vida. El cómo ha asimilado la muerte, el cómo se considera al ser hablante de una lengua originaria y de su amor por su tierra. 

-¿Cómo fue tu acercamiento a la fotografía?

-Soy autodidacta. Comencé a tomar fotos porque viví la era de los teléfonos con cámara. En ese entonces yo vivía con mis bisabuelos y empecé a hacer muchas fotos de ellos, ese fue como un primer acercamiento. Ya cuando entré a la universidad me acerqué a talleres independientes de fotografía, de narrativa, de composición y de edición, en espacios como 411, el Centro de las Artes de San Agustín y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. 

"Mi punto de partida fue cuando trabajé con Sara Naomi Lewkowicz, fotógrafa estadounidense, quien llegó a Teotitlán del Valle para hacer un proyecto de Nat Geo; yo hacía los enlaces. En ese momento despertó en mí una inquietud, de contar algo desde adentro, contar historias. 

"Yo estudié Idiomas en la UABJO, porque la fotografía era muy costosa para mi familia.  Soy la hija mayor y la primera que estudió una carrera en la familia. El hablar inglés por mi carrera, me permitió encontrar vínculos con otras personas, compartir y aprender, me abrió muchas puertas". 

-¿A qué retos te has enfrentado como hablante del zapoteco? 

-Yo siempre he vivido en Teotitlán, ahí ha sido mi formación. Soy hablante de zapoteco, lo aprendí por mis abuelos y no lo perdí. El hablar zapoteco y vivir en Teotitlán para mí es habitar otro mundo, es habitar un mundo el que se habla en español y otro muy diferente el que se habla en zapoteco. 

"Además, siendo una mujer en una comunidad ha sido complicado. Creo que está romantizado vivir en los pueblos, pero cuando eres mujer es un poco más complejo; ahora va cambiando, pero cuando estudié tuve dificultades para ejercer las cosas". 

-¿Qué te representa hablarlo?

-El zapoteco para mí es un punto de exploración, de reconocerme. Cuando yo estaba en la prepa, me tocó la etapa en la que no querías que nadie supiera que hablabas una lengua originaria.  Ahora es chido, pero a mí me tocó la época en la que no era chido, cuando el estigma de ser de un pueblo es de inferioridad o incapacidad.

-¿Desde dónde haces fotografía?

-Tanto en la fotografía como en la vida, en general, algo bien importante es salir de la victimización permanente. Mucha de mi fotografía se desarrolla en Teotitlán. Cuando hago foto no lo hago desde lo antropológico, exótico, ni folclórico,  sino desde lo real. 

"Mi proyecto tiene que ver con desaparecer, con la pérdida, el duelo, mi abuelo. No tiene nada que ver con representar, eso es algo que me causa conflicto, esas voces que existen y que dicen que tenemos que hablar de nuestra gente o de nuestra cultura. 

"Yo no me siento representante zapoteca, simplemente cuento mis historias y creo que las historias son universales, lo cual nos permite movernos en otros espacios sin sentirnos víctimas de un espacio o sistema.  Creo que hay que posicionarnos en estos lugares, abrazarlos y ser como naturalmente somos". 

-¿De qué va “Kanitlow”?

-Tengo que mencionar que yo me crié con mi abuelo, porque mis padres tenían que salir a trabajar a la ciudad. Viví 23 años con él. Entonces yo ya hacía fotografía, no de tiempo completo, pero cuando vino la pandemia se paró todo, coincidió con la convocatoria de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y apliqué con un proyecto de retratos de mujeres de mi edad.

"Una de las características de este proyecto es que ellas pertenecieran a una comunidad indígena, pero yo no las quería retratar con sus trajes típicos, sino con lo que visten ahora. A la mitad de la beca falleció mi abuelo, quien era muy importante para mí, así que hablé con mis tutores y di un giro a mi proyecto. 

"Fue muy duro, porque una nunca está preparada para perder algo que quieres y cuando eso pasó, me cuestioné mucho todo… Para ese entonces yo ya venía trabajando con retratos de adultos mayores y comencé a poner atención en su forma de existir, en los espacios, en cómo se mueven, cómo se visten, cómo son, cómo se sientan a tomar el café, cómo cargan sus canastos… y me entraba el sentimiento de que mi abuelo hacía eso… Así que empecé a ver en esos señores esos pedacitos de mi abuelo, de cómo pudo haber estado él, qué pudo haber hecho. 

"El proyecto comenzó accidentado, él me habló un día y me dijo: "Luvia, estoy perdiendo tu rostro".   Ahí empezó y el mostrar sus rostros para mí fue algo muy sutil, por ello no aparecen como tal los mismos". 

Su proyecto “Kanitlow” además de la beca de Jóvenes Creadores, del Fonca tiene la de Indegenous Photograph. En estos días, Luvia Lazo se encuentra en Nueva York, como expositora en el Festival Photoville 2022, en donde hablará de esta serie. 

Ella es la única mujer oaxaqueña invitada al festival anual, que tiene como objetivo ofrecer una amplia gama de iniciativas gratuitas y un programa nacional de exposiciones de arte al público. 

En el Photoville Festival se realizarán más de de 30 exhibiciones este año y programas educativos gratuitos patrocinados por Leica Camera, Adobe photoshop Lightroom, International Center of Photography, Penumbra y Creative Wild Art Studio.

 

Conócela:

Luvia Lazo (1990, Teotitlán del Valle). La fotografía es su forma de retratar los mundos a los que pertenece. Su trabajo busca capturar la realidad desde la perspectiva de la mujer zapoteca contemporánea, creando una constelación de imágenes a través del tiempo y los espacios en Oaxaca, documentando las brechas generacionales y la transformación de identidades a través de las edades. 

Es beneficiaria de la beca Jóvenes Creadores del FONCA 2020 (Fondo Nacional para la Cultura de las Artes, México) y receptora inaugural de la beca de fotografía indígena 2021.

 

Síguela: 

IG: @luvia_lazo 

Website: www.luvialazo.com

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