Por Erika P. Bucio
CIUDAD DE MÉXICO.- En la década de 1960, la ensayista y crítica literaria Jean Franco (Inglaterra 1924-2022) se convirtió en la primera profesora de Literatura Latinoamericana en Inglaterra, en un momento en el que "casi no se consideraba que la región fuera fuente de literatura".
Esa falta de reconocimiento le otorgó "total libertad" para escribir una obra clave: "The Modern Culture of Latin America".
Una mujer brillante que jugó un papel fundamental en la creación de los estudios latinoamericanos.
Profesora emérita de la Universidad de Columbia, donde comenzó a enseñar en 1982, Franco murió la noche del miércoles, en Nueva York, a los 98 años.
"Mi primera elección de hacer una carrera en Historia se vio bloqueada por la élite masculinista y de clase privilegiada que me alejó de la universidad durante algún tiempo. Comencé a dar clases en una etapa posterior de mi vida, tras haber vivido en Latinoamérica y en un momento en el que en Inglaterra casi no se consideraba que Latinoamérica fuera fuente de literatura", escribió al repasar sus lecciones intelectuales en un artículo publicado en 2013 por el entonces Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM.
En 1968 fue designada profesora por la Universidad de Essex, después de enseñar en Queen Mary College y Kings College de la Universidad de Londres. Luego, decidió mudarse a Estados Unidos, donde se naturalizó.
Cuando empezó a dar clases en Stanford, el país estaba pasando por una "expansión veloz que superaba la oferta de académicos" y, aunque la situación parecía envidiable, también tuvo sus inconvenientes.
Jean "La Roja"
"Descubrí que la academia estadounidense seguía inmersa en la guerra fría y que cualquier mención de lo social era un tabú en ciertos círculos. No por nada una de mis estimadas colegas me denominó Jean 'La Roja'", evocó.
Reconocía que México fue crucial en su vida al haberse asilado aquí al huir de Guatemala tras el golpe de Carlos Castillo Armas contra el Gobierno de Jacobo Árbenz y por haberle proporcionado "una razón de vida", ya que salió del país a Inglaterra a estudiar Letras Latinoamericanas.
"Hizo mucho por la literatura mexicana. Siempre la recibían con mucho entusiasmo, recuerdo que (Carlos) Monsiváis y José Joaquín Blanco. Todos los que se dedicaban a la crítica literaria la apreciaban mucho.
"Siempre sentí que era una mujer de izquierda, muy crítica de las dictaduras de América Latina", opinó en entrevista la escritora Elena Poniatowska.
De la obra de la Premio Cervantes, Franco escribió de manera amplia sobre "Hasta no verte Jesús mío".
Cuando Franco presentó aquí sus "Ensayos impertinentes" (2013), Poniatowska comentó que la ensayista "supo abarcar no sólo las tendencias literarias, sino la brutalidad que se ejerce en contra de las mujeres, la demencia de las fuerzas políticas y de las milicias en contra de los movimientos sociales, la injusticia y la violencia gratuitas, los impulsos arcaicos del machismo en nuestros países".
En México, era siempre esperada "con entusiasmo" por Monsiváis, su gran amigo, a quien tronchaba de risa con su humor, y, a través suyo, la conoció Marta Lamas, quien se convertiría en su anfitriona en sus viajes a México.
"Nos divertíamos como enfermas mentales. Era curiosa, tenía una vitalidad que a mí me ganaba o me agotaba cuando estaba yo con ella", evoca Lamas en entrevista.
Riqueza de perspectivas
Lo que aparta a la ensayista de otras maneras de hacer crítica cultural era la riqueza de perspectivas al abordar su objeto de estudio y encontrar "una lectura distinta, radical", según la apreciación de la antropóloga, quien todavía la recibió en su casa hace unos cinco años, tan llena de energía que era difícil seguirle el paso.
"Lo que ella hace yo no he visto a nadie que lo haga: usar muchas referencias, no sólo lo literario, lo histórico, lo cinematográfico. Es decir, mezclaba distintas fuentes para entender un objeto de estudio".
Lamas lo ejemplifica con "Una modernidad cruel" (2016), una reflexión sobre América Latina como una región donde impera la crueldad. En ese libro señaló que Ciudad Juárez no era un caso aislado, los feminicidios, sino una generalidad en la región.
Otro ejemplo es su libro "Las conspiradoras, La representación de la mujer en México" (1994), donde se ocupó de la trayectoria cultural de las mexicanas y su representación, desde las monjas místicas a las contemporáneas Rosario Castellanos, Elena Garro y Poniatowska.
Era una "mujer pequeña, risueña", recuerda Poniatowska, pero una gran erudita que solía decir que lo único alejado de su interés fue la solemnidad.
"Descubrí que la academia estadounidense seguía inmersa en la guerra fría y que cualquier mención de lo social era un tabú en ciertos círculos". Jean Franco, ensayista y crítica literaria
