Clara Obligado: Un periplo literario más allá del boom  | NVI Noticias Pasar al contenido principal
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Clara Obligado: Un periplo literario más allá del boom 

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

Clara Obligado (Argentina, 1950) convocó a medio centenar de escritores para sumarse a un viaje por las geografías literarias de América Latina. 

La travesía comprende un itinerario por los intereses y afinidades de estos autores contemporáneos respecto a sus escritores favoritos; así nació el “Atlas de literatura Latinoamericana. Arquitectura Inestable” (Nórdica, 2022), libro ilustrado por Agustín Comotto.

Quienes aceptaron la invitación al viaje decidieron evocar la obra de colegas que no han gozado de muchos reflectores, pero en cambio han aportado a la construcción de una literatura más allá del boom ya conocido. 

Así, por ejemplo, Lina Meruane escribe sobre Marta Brunet; Ana María Shua, evoca a Augusto Monterroso; Socorro Venegas se enfoca en la figura de Nellie Campobello, y Carmen Alemany, reflexiona sobre Augusto Roa Bastos.

No hay ejes o temáticas, tampoco hay corrientes estilísticas preponderantes, hay un interés por sacar de la oscuridad obras fundamentales de la literatura construida en la región, pero también hay inquietudes en común: el viaje, la violencia y los problemas reiterados en esta parte del mundo, advierte Obligado, cuentista y novelista radicada en España y con más de 40 años de trayectoria. 

"Está presente el tema del viaje que nos constituye como continente y que se profundiza en épocas donde la violencia expulsa con su fuerza sangrienta. Nos recorre un idioma común, y eso sí nos caracteriza, aunque a veces no del todo, porque allí están las lenguas originarias, y ejercemos una tentación crítica que no está tan presente en Europa. 

"Tenemos grandes problemas, y a veces, grandes soluciones. Vivo en España desde hace más de 40 años, y tengo claro el pulso de lo que sucede aquí. Diría, por explicarlo con una imagen, que nuestras palpitaciones son más numerosas e intensas. Claro que no se puede comparar un país con un continente, sería muy injusto", completa la compiladora. 

En este periplo, Obligado hizo paradas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

 

Hay una dinámica interesante entre la elección de autores que hablan de otros autores, ¿cómo surgió esa idea y cómo se seleccionaron a los escritores participantes?

Estas elecciones suelen ser un poco intuitivas. Por un lado, hay algunas que son obvias, como Mariana Enríquez escribiendo sobre Silvina Ocampo, o María Negroni sobre Pizarnik. Otras tienen algo de pareja de baile, gente que yo intuía que se llevaría bien, y por fin hay autores y autoras que tenían otras características interesantes. 

Algunos son muy jóvenes, otras tienen una mirada especial sobre la literatura. Algunas son muy sabias, otros me parecieron imprescindibles. Y hubo una gran sintonía. Parece difícil coordinar a 50 escritores y escritoras, pero realmente no lo fue.

A cada autor se le dio la libertad de elegir a los escritores de los que querían hablar, ¿le parece que este es un reflejo de los gustos, intereses e incluso corrientes literarias favoritas de los autores latinoamericanos?

Repetir lo de siempre no tenía sentido, así que el Atlas propone omitir a los escritores del boom cuyo valor es indudable, pero de los que se ha hablado hasta la saciedad, para ver qué hay de nuevo en ese enorme cono de sombra que crearon. 

 

Al iluminar otras zonas, se desplegó una creatividad enorme. Su primera característica es la pasión, al colocar en el Atlas a alguien que tú misma eliges escribes con entusiasmo. La segunda es la enorme libertad y variedad de las propuestas. Hay algo de justicia también, reconocimiento de aquellos que nos entusiasmaba, pero que aparecían sistemáticamente borrados. Y borradas, porque en general son las mujeres las que, a mayor velocidad, desaparecen de las historias oficiales. El Atlas desconcierta un poco, porque junto a personas muy famosas aparecen otras igualmente interesantes, pero prácticamente desconocidas. 

Este tipo de antologías, como indica en el prólogo, siempre dejan fuera a alguien, ¿cree que hizo falta algún autor del que le hubiera gustado escribir personalmente?

Han quedado fuera muchísimos autores y autoras interesantes porque no existe un Atlas completo, abarcativo en su enumeración, como bien señala el prólogo, el único mapa perfecto sería uno que tuviese el mismo tamaño que la zona cartografiada. 

Hay algunos autores que me hubiera encantado que estuvieran presentes, pero que no están. En la elección de los autores procuré no presionar, permití libremente que quienes colaboraban hiciesen valer su propia decisión. Tuve mi oportunidad, e incluí al Inca Garcilaso, el gran transterrado. Por otro lado, el Atlas pretende marcar la riqueza y tendencias que florecieron en nuestros territorios, y no pretende, de ninguna manera, agotar una lista. 

Los autores seleccionados por otros autores escriben sobre una diversidad de temas, pero algunos tienen puntos en común: migración, violencia, escriben de la realidad común de América Latina…

Sí. Hay temas comunes, es evidente. Diría que algo que me llamó la atención es la pasión de los textos. Por otro lado, creo que es imposible unificar en unas pocas definiciones lo que sucede en América Latina. 

Son países con tradiciones muy diferentes y que a veces tampoco se leen demasiado entre sí. Quería ampliar esas miradas, y he sumado a catedráticos de literatura latinoamericana en España que hacen que se nos lea en la península y cuyos aportes me parecieron muy estimulantes, quería también que las miradas se cruzaran, rompiendo la larga tradición nacionalista de los atlas. Y los temas, poco a poco y entre todos, fueron surgiendo. 

Hay dos pequeñas separatas, una referida a las mujeres del boom, que no son las escritoras, quienes están incorporadas en el corpus del libro, son las mujeres, las esposas, que acompañaron a los grandes escritores del boom, las que permitieron que sus obras llegaran a donde llegaron corrigiendo, criando a los hijos comunes, colocándose por detrás.

¿Este ejercicio de reflexión da un mapa, una cartografía sobre cómo está la literatura latinoamericana actual respecto a los autores antecesores?

Nuestras literaturas gozan de muy buena salud. Tanta, que resultan inabarcables. La aparición de las mujeres, por ejemplo, es evidente, son ellas las que están elaborando un discurso más novedoso. 

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