LA HABANA, Cuba 28-Nov .- Tres hileras humanas serpenteaban lentamente hasta el mismo número de accesos de las salas del Memorial José Martí.
Poco antes de las nueve de la mañana tres puertas fueron abiertas para ingresar a salones donde se montaron escenografías idénticas para cada lugar: al centro, colocada en un atril, la mítica fotografía de Fidel Castro, de pie mirando el horizonte en la punta de Pico Turquino en la Sierra Maestra hace casi seis décadas, con su mochila de campaña sobre los hombros.
Debajo de los retratos estaban cajas con condecoraciones militares y civiles otorgadas en vida y sobre el piso arreglos florales de rosas blancas.
Al lado derecho la pancarta con el mensaje central de la despedida: "Concepto de la Revolución", con un extracto del discurso dicho en la magna plaza ubicada al exterior del Memorial un primero de mayo del 2000.
No es un altar pero mucho se le parece.
Los miles de dolientes que esperaron más de cuatro horas para llegar al sitio observan solo por segundos la escenografía cargada de simbolismo. No están aquí urnas con cenizas como esperan muchos de los que desfilan enmudecidos. Los restos están guardados quién sabe dónde.
