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Probar las alas

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace tres años, nuestra hija pequeña nos dijo que necesitaba tener experiencia como actriz de teatro para ser directora de cine.


"¿Cómo les voy a explicar a los actores, si no he estado en el escenario?", nos decía. "En el teatro se aprenden muchas cosas: lo de la música, el escenario, los vestuarios". Por ello, se inscribió en el taller de teatro de su escuela, donde ha participado en el montaje de tres obras.


El año pasado nos pidió asistir a una audición profesional. Su padre y yo nos miramos sin saber qué decir. Decidimos que le daríamos la oportunidad de vivir esa experiencia. Asistió y no fue seleccionada. Estuvo triste, pero lo asumió.


Hace poco recibió una invitación para otra obra profesional. Nos pidió permiso, audicionó y ¡se quedó con el papel!


Reconozco que, aunque me dio gusto porque significaba un reconocimiento a la dedicación que ha puesto, me preocupó por el tiempo que debe invertir. Nunca me imaginé una situación así con mi pequeña de 10 años.


La decisión ha sido difícil. Sabemos que le gusta y es responsable, tiene habilidades. Pero nos preocupa la energía que demanda una puesta en escena.


Al final le dimos permiso para que viera lo que implica estar atada a tiempos y ensayos. Si empezaba no podría faltar ni poner excusas ni quejarse del cansancio. Luego de esa advertencia creímos que lo pensaría un poco, pero el brillo en sus ojos nos desmintió: "Verán que puedo hacerlo".


En la obra interpreta a un pequeño pez, amigo de una sirena. Luego de algunas semanas de ensayos, hace unos días se estrenó la obra.  Nuestra hija participó en dos funciones el domingo por la mañana. Al terminar estaba muy cansada, pero satisfecha. Lo hizo bien, se divirtió. Actúo, cantó y bailó al lado de excelentes artistas.


Ha sido curiosa la reacción de personas cercanas: la mayoría se han alegrado porque saben lo que significa para nuestra hija; otros se han mostrado preocupados porque consideran que los niños deben dedicarse a estudiar; algunos más nos han dicho que estamos locos porque ¿qué vamos a hacer si le gusta "ese ambiente"?; unos más han callado, pero a través de sus hijos sabemos que dicen que estamos llevando a nuestra hija a un posible camino de perdición que no le permitirá casarse "bien". 


Nos divierten los últimos comentarios. Cuando era joven me decían que a los periodistas los matan o los corrompen y  que nadie se casaría conmigo porque ningún hombre soportaría los horarios de un diario. Y aquí estoy: llevo 23 años ejerciendo un periodismo honesto,  tengo 22 años de casada, me han bendecido con dos hermosas hijas, y mi esposo... es un tipazo que me espera despierto si llego tarde.


Sobre nuestra hija, en realidad no sabemos si decidirá ser actriz, si se mantendrá en la dirección de cine o algún día descubra que quiere ser economista del ITAM. No sabemos si quiera casarse, tener hijos o mantenerse soltera. Ya lo decidirá.


Lo que sea que haga, si lo hace con la disciplina, constancia y pasión que ha demostrado estos días,  con esa entrega y ese brillo en los ojos que lograron convencerme cuando me resistía a darle permiso. entonces no tendremos por qué preocuparnos. Nuestra pequeña será muy feliz.


Sí, está cansada. Sí, es un gran esfuerzo familiar. Sí, hay que estar a su lado, cuidándola, protegiéndola, midiendo sus fuerzas. Sí, sí, sí.


-  Mamá, cuando estoy en el escenario siento que vuelo.


-  Mami, mejoré en el examen de inglés. Te dije que sí podía.


-  Mami, yo sé que crees en mí. Te amo.


Yo te amo más, mi pequeña artista.

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