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Boxeador “oaxaqueño” va a los Olímpicos pero por EU

Foto(s): Cortesía
Redacción

BALTIMORE—Carlos Balderas es hijo de migrantes oaxaqueños pero nació en los Estados Unidos. Hoy, con solo 19 años de edad competirá en box por una medalla en los Juego Olímpicos de Brasil, aunque representará al país de las barras y las estrellas.


Balderas inició sus pasos en un gimnasio de box cuando el tenía 7 años. Su padre, Zenón, lo llevó porque el peleaba en las calles y comenzaban a suspenderlo en la escuela.


Quizás el boxeo sería la manera en la cual desatara su energía y sacara su enojo, pensó Zenón.


Pero el dueño del gimnasio ubicado en Santa María, California dijo que Carlos era muy pequeño. “Vuelve cuando seas mayor...”, Carlos Balderas lo recuerda diciendo “...tal vez cuando tengas ocho o nueve años”.


Cuando ellos caminaron por el gimnasio aquel día, Zenón reconoció a un niño que no podría ser más grande que su muchacho.


“[El dueño] él dijo algo como “ahhh ese es mi nieto, tiene ocho, pero el ha boxeado desde hace mucho tiempo”, dijo Carlos. “Mi papá dijo ‘Pongamos a pelear a los chicos y si mi hijo vence a tu nieto, aceptas entrenarlo. Si tu nieto le gana a mi hijo, volveremos cuando sea más grande’”.


 



 


“El chico estaba de acuerdo. Entonces ellos nos subieron al cuadrilátero a boxear y yo lo golpee. Él comenzó a llorar y ellos me permitieron continuar boxeando. Y fue desde entonces...”


Balderas, ahora es un boxeador de peso ligero (59.8 kilos) de 19 años, es la primera generación mexicoamericana que calificó para las olimpiadas de Río de Janeiro, en noviembre. Él fue el primer atleta en formar el equipo y no tuvo que participar en las pruebas del equipo olímpico, porque ganó una serie de encuentros en 2015 que le hizo ganar su lugar.


Mientras Balderas se prepara para Río, está enfocado en ganar la medalla de oro. Quiere ganarla no sólo para hacer honor a este deporte que lo salvó de un futuro en las drogas y pandillas, sino por su familia, su motivación.


DE OAXACA A “STRAWBERRY FIELDS”


La familia de Balderas proviene de un área marginada en el estado de Oaxaca, en México. Su abuelo, David, se mudó a California hace 40 años por la búsqueda de una vida. Él dejó a su esposa Sofía y a sus ocho hijos para trabajar –y dormir– en un campo de cultivo de fresas con el fin de ganar dinero suficiente para traer algún día a su familia a los Estados Unidos.


Finalmente David ahorró suficiente para traer a su familia a norteamérica. Poco a poco, primero a algunos de sus hijos mayores, luego su esposa y Zenón [el hijo más joven] fueron los que migraron. Carlos no recuerda cuántos años vivieron separados por la distancia su abuela y abuelo, pero dice que “tomó tiempo” y cuando lo lograron, sólo así David dejó de trabajar en los campo, hace un par de años.


“Siento que le debo a mi familia hacer algo bueno para mí al igual que para ellos”, afirmó Carlos esta semana en una rueda de medios junto a otros competidores olímpicos, en la sede de Under Armour.


ORGULLO Y PRODIGIO


Cuando su entrenador le anunció en noviembre que había calificado incluso antes de las pruebas del equipo olímpico, Carlos pensó que estaba bromeando.


“Fue algo muy inesperado en aquel momento”, dijo, “quedé pasmado… mi familia se volvió loca. Pude ver a mi papá, el comenzó a llorar, como lo hicieron mis abuelos”.


Balderas dijo que algunos miembros de su familia lo acompañarán a Río, pero no tantos porque viajar es caro. Pero el boxeará en su honor todo el tiempo.


“Mi familia vino de no tener nada”, dijo, “Se siente como si esta fuera una manera de pagarles. Siento que esto es sólo la mitad del camino. La otra mitad es llegar a Brasil y traer de vuelta una medalla. Sé que mi familia estará feliz con cualquiera, pero yo estoy buscando el oro”.


El boxeo olímpico estadounidense ha tenido un crisis en las últimas dos décadas. Desde 1904 que el box es una competencia de Juegos Olímpicos, los Estados Unidos han ganado por lo menos una medalla en cada uno de los juegos.


 



 


El programa estadounidense de boxeo cuenta con 110 medallistas –49 son oro– y nos ha brindado estrellas como Muhammad Ali, Joe Frzier, George Foreman, Ray Leonard, Oscar de La Hoya y Floy Mayweather. Pero en las últimas tres Olimpiadas sólo hubo un hombre que ganó la medalla de oro.


Balderas no se molesta en pesar demasiado esto. Cuando se le preguntó sobre la historia del boxeo estadounidense y su declive, el mantuvo la determinación en su tarea: Rio.


“Tenemos un equipo muy fuerte”, afirmó Balderas, “Estoy concentrando en mi y en mi rendimiento porque al final del día, cada boxeador esta concentrado en su persona”.


Estas determinaciones, el cree, lo ayudarán a conseguir lo que alguna vez logró Estados Unidos.


La última primavera, el se enfrentó contra el boxeador de peso ligero número 1 en el mundo [Albert Selimov, de Azerbaiyán] y a pesar de que tuvieron que detener la pelea en el cuarto round, Balderas pensó que debió ganar.


“Estaba ganando la pelea”, dijo, “lo lastimé en dos ocasiones, lo tenía grave. Pero en el cuarto round el me dio un cabezazo y tuvieron que detener la pelea. Tuve 9 puntadas. Estaba peleando tenazmente y sentí que tenía una gran probabilidad de derrotarlo”.


Tan pronto como Balderas se involucró en el boxeo en su niñez, los problemas se detuvieron. No más suspensiones en la escuela ni regaños de sus padres. El deporte se volvió su vida. El lo eligió por encima de viajar a la playa o jugar con sus amigos handball después de la escuela.


“Me salvó”, dijo, “Ocupa bastante de tu tiempo. Tienes que despertarte temprano en la mañana, entrenas, regresas a casa, descansas, comes y vuelves al gimnasio. Realmente no tienes tiempo para pasear en las calles o hacer otras cosas afuera.


“Boxear me mantiene lejos de malas amistades, de malos hábitos y fiestas. Yo realmente no tuve una infancia, siempre estaba boxeando en el gimnasio. Aunque no me quejo de ello porque tengo los Juegos Olímpicos… tuve amigos que estuvieron involucrados en las drogas y bandas, así que me tuve que alejar de todo eso. Eventualmente supe que yo no habría dirigido en este camino, sino hubiera sido por mi familia y el boxeo”.


Hace un par de semanas, la familia de Balderas visitó sus raíces en México. Carlos nunca había visto la casa en la que sus abuelos vivieron en Oaxaca, antes de que se mudaran a Estados Unidos. No podía imaginar el tamaño del hogar.


Verlo en la vida real fue un duro golpe para él.


“Es una casa muy, muy pequeña”, comentó, “Pasamos por ahí y mi abuela comenzó a llorar. Verlos de esa manera me hizo sentir que yo soy la mayor esperanza de mi familia al ir a los juegos olímpicos. La primera generación americana que llegó a las Olimpiadas.”


“Siento que puedo darles un poco más...”

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