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Un par de deseos en Londres

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

LONDRES, Inglaterra.- Lulu, ataviada en azul turquesa, y Rosie, en un sexy rojo, ya esperan frente a la puerta del Hotel Brown's. Van a llevar de paseo a un grupo de viajeros. El concierge advierte que este irresistible para siempre acapara miradas.
Comandadas por los guías Samantha y Howard, Lulu y Rosie son dos de los ocho restaurados Mini Cooper que conforman la colección de Small Car Big City, compañía que, siguiendo el ejemplo de la alta sastrería británica, confecciona itinerarios a la medida.


Moda, cine, música, literatura. En Londres, hilos conductores para tejer peculiares rutas no faltan. Y a este grupo, la mayoría primerizos en la ciudad, en plan de negocios y con poquísimo tiempo, la idea de ver sus íconos y descubrir algunos de sus secretos fascina.


A pocos minutos de iniciada la marcha, los motores se apagan en el número 50 de Berkeley Square.


Una placa indica que George Canning -conocido por ser el primer ministro británico con el mandato más corto, murió a los 119 días de tomar el cargo- vivió ahí.  Pero lo que realmente atrae a los amantes de lo paranormal que peregrinan hasta este punto, señala Howard, es la fiel creencia de estar parados frente a la casa más embrujada de Londres: sobran leyendas acerca de la gente que murió tras haber pasado una noche ahí adentro.


En ruta para descubrir otra curiosidad aparece el Palacio de Buckingham; frente a él, todos los que han venido a darse un baño de realeza y esperan presenciar el cambio de guardia.


Rosie le sigue el paso a Lulu. A poco está la Abadía de Westminster, qué ganas de bajarse a visitar la "Poet's Corner", donde están enterrados Dickens, Kipling y otros grandes nombres de las letras inglesas. Ya tendrá que ser en otra ocasión, pues la ruta de hoy no contempla detenerse aquí.


Los autos son descapotables y permiten fotografiar al famoso Big Ben desde la perspectiva que quizá tienen los pequeños cuando, al ir en sus carriolas, levantan la mirada.


Tras cruzar el Támesis por el Puente de Westminster, los guías evaden el tráfico y se abren paso por donde los famosos autobuses rojos de doble piso no pasan. A la distancia, como asomándose entre las calles, el London Eye.


Pronto, los autos paran por segunda vez. Sam y Howard invitan a recorrer Leake Street, un túnel bajo las vías de tren de la estación Waterloo, cerrado al tránsito vehicular y donde el graffiti es legal. Cual más aprovecha para pintar garabatos y quereres.


La ruta sigue hacia el distrito de Covent Garden. Tan tentador resulta fotografiar al Bridge of Aspiration, puente que une a la Royal Ballet School con la Royal Opera House, que a un trío de chicas que, con todo el estilo british, ríen mientras caminan.


Todos miran nuestros autos; a veces, incluso le roban protagonismo a la mismísima fachada de la Catedral de San Pablo. Pero el clímax llega al pasar por ese paraíso gourmet llamado Borough Market.


Qué curioso, quienes van a bordo desearían tener más tiempo para formarse en la larga fila que hay en Monmouth y beberse un café. Mientras que los foodies dejan de comer, al menos por un instante, para mirar a Lulu y Rosie como verdaderos objetos de deseo.


Mucho más que una tarde de té


La llamada para despertar suena a las 7:57, ni un minuto más ni un minuto menos. Se pidió la noche previa por dos motivos. El primero, comprobar la puntualidad inglesa. El segundo, hacer sonar el aparato digital y rememorar antecedentes.


La historia es así: el añejo Hotel Brown's, ahora una de las 10 propiedades que conforman la firma Rocco Forte, presume que fue en su edificio desde donde Alexander Graham Bell hizo la primer llamada telefónica en el Reino Unido, con la ayuda de una línea privada de telégrafo. Éste y otros detalles guarda la exquisita estadía ubicada en Mayfair, uno de los distritos más prestigiosos y caros de Londres.


La mañana se presta para explorar la zona y el equipo de concierge sugiere merodear por la cercana Savile Row, calle de esas sastrerías que celan la tradición de confeccionar el traje a la medida.


Casas como Gieves & Hawkes y Norton & Sons, por mencionar algunas, han vestido a miembros de la realeza, mandatarios y elegantes hombres de negocios. ¿Alguien se anima a hacer una cita?


Otra alternativa es caminar por Piccadilly. Irresistibles en esta calle son Burlington Arcade, una de las más antiguas y elegantes galerías comerciales, y Fortnum & Manson, que bien podría ser considerada como la catedral del té.


La firma vende chocolates, champaña, vajillas sofisticadas y cualquier cantidad de tipos de té, todos dispuestos en cajas que, de tan hermosa, se atesoran por siempre. Advertencia: las canastas de picnic y el amplísimo rincón de las mermeladas motivan a usar la tarjeta.


Por supuesto, no podía faltar un salón de té, pero el del Hotel Brown's ofrece una de las mejores experiencias. Hay que reservar con antelación, pues tanto viajeros como lugareños desean formar parte de su galardonada tarde de té.


El comensal puede elegir entre una cuidada selección de 17 tés. La taza es acompañada por finger sandwiches, pastelillos y champaña, todo aderezado con las notas de un pianista.


Para quienes tienen un affaire con las letras, una visita a la vecina librería Peter Harrington Rare Books es perfecta. Hay que llevar suficiente crédito: The Nursery Alice, de Lewis Carroll, por ejemplo, en una impecable edición de Macmillan and Co., de 1890 cuesta 9 mil 750 libras.


Las calles aledañas al Brown's son idóneas para practicar el window Shopping. Escaparates de Hermès, Louis Vuitton, Rolex, Bentley y Rolls-Royce nunca decepcionan.


A la hora de la cena, Mayfair cuenta entre sus alternativas con el afamado Nobu, de Nobu Matsuhiza y el Maze, de Gordon Ramsay. Sin embargo, Hakkasan sirve, en un ambiente chic y entre penumbras, soberbia cocina cantonesa.


De vuelta al hotel, obligado es brindar por un gran día en The Donovan Bar, muy socorrido también entre los londinenses quienes piden "The Photographer", coctel insignia servido en el lente de una cámara en honor al fotógrafo Terence Donovan. Algunas de sus icónicas imágenes en blanco y negro tapizan las paredes.


Imposible dormirse de inmediato cuando en la habitación hay un escritorio a pie de cama y un par de libreros con obras de Jane Austen, Shakespeare y Dickens. Y sobre todo, cuando se sabe que en otros rincones de este hotel, ahora remodelados, pasaron la noche Rudyard Kipling, Agatha Christie y Stephen King. Se dice que este último escribió en el Brown's el principio de una historia que luego se convirtió en la novela Misery. Los minutos se van en leer. Habrá que volver a pedir una llamada, para despertar a tiempo, mañana.


Guía práctica


CÓMO LLEGAR
Nuestra experiencia: volamos desde la Ciudad de México a la Terminal 5 del Aeropuerto de Londres-Heathrow con British Airways.
DÓNDE DORMIR
El Hotel Brown’s de la cadena Rocco Forte, es de los más lujosos. El costo, por noche, depende de la temporada y categoría de la habitación pero va de las 466 (habitación clásica) a las 3 mil 340 libras (suite clásica). De 12 a 80 mil pesos, aprox. Suites, como la Kipling, se cotizan aparte.
* Los costos son un estimado de la página oficial y pueden cambiar según la fecha y el tipo de cambio.
CON QUIÉN CONTRATAR
La empresa Small Car Big City cuenta con varias opciones de tours, varía la temática, el precio y la duración. El que realizamos, el London’s Best Bits, dura 2 horas. Cuesta 214 libras por auto (5 mil 700 pesos aprox.); pueden ir, además del guía, tres personas.
TOMA EN CUENTA
Si visitas el distrito de Mayfair, puedes compartir tus imágenes en Instagram con la etiqueta #memoriesofmayfair
MÁS INFORMACIÓN
www.britishairways.com
www.roccofortehotels.com
www.visitbritain.com/es
smallcarbigcity.com/tours

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