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Yalálag, la pasión por el telar en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

VILLA HIDALGO YALÁLAG, Oaxaca.- En zapoteco de la sierra doña Francisca Felipe Lonche da cuenta de las cuatro décadas de experiencia en el telar, mientras desdobla este lienzo textil sobre sí misma para terminar por ceñirlo a su cintura, con movimientos precisos, sonríe con la gracia de quien ama lo que hace. Un oficio que aprendió de su madre y que termina, en su árbol genealógico con ella misma.


No habrá más generaciones que se dediquen a la elaboración del huipil de Yalálag, al menos en su familia. Y quizá por esta certeza ella pareciera desplegar un homenaje cada día a la urdimbre que ha palpado alegrías y desgracias en sus 55 años de vida. Su relación con el telar tiene que ver con una tradición familiar que conoció desde su niñez.


Desde la esquina de su corredor pende de un mecate el lienzo de hilos. Experta en la elaboración de la falda café con crudo, del huipil blanco en telar y bordado a mano y del rebozo así como los rodetes. Al ritmo de su cuerpo se mueve su cruz de Yalálag que le cuelga del cuello.




Este tela es especial para la elaboración de la falda, los que utiliza para las blusas o huipiles son distintos. FOTO: Carina Pérez García

Corresponde a su edad portar el tradicional huipil blanco, con trenza roja, ya que para las jóvenes reservan los bordados en coloridos tonos y motivos florales. Su cabello entrecano y amarrado con una liga le descubre un rostro que ha visto pasar atardeceres dorados que se desvanecen entre sones y jarabes de la sierra.


Desde una tierra prodigiosa, doña Francisca crea todos los días una prenda única, continúa con disciplina innata la confección de una blusa, una enagua o un huipil. Su experiencia en este arte le ha permitido ver la evolución de las prendas que ahora portan las jóvenes, esa creciente demanda en tonos y combinaciones que les hizo a las tejedoras diversificar los colores de las prendas.


Toda ella sabe el procedimiento completo para la elaboración de textiles, desde convertir el algodón el hilo, armar un telar, tejer, bordar y crear prendas inéditas. La pieza que teje, mientras habla del proceso, en su lengua madre, mientras su hijo traduce del zapoteco al español, es una blusa moderna, color melón con verde olivo, la parte de arriba de la blusa se elabora en tejar y la punta se teje con los dedos, como las terminaciones de los rebozos.


Su gusto y emoción al crear una prenda son contagiosos. Se confiesa emocionada por su trabajo, cuando lo ve que las jóvenes o adultas lo portan se siente orgullosa, comparte. El no hablar español la ha hecho permanecer en su comunidad, tiene una conocida que se encarga de mover sus prendas tanto en la región de la sierra como en la ciudad.


Su hijo apunta que ella no le ha enseñado a ninguna joven porque dice que no les interesa aprender. Ella aprendió a tejer a los 14 años y es la única tejedora en Yalálag que sabe elaborar todas las piezas de la indumentaria yalalteca.




Los tradicionales rebozos yalaltecos. FOTO: Carina Pérez García

10 cosas que debes saber:


1. Las yalaltecas existe aún el uso del vestido y las formas o cortes fueron diseñados por las indígenas que vivieron en la época precortesiana, hoy llamada Yalálag.


2. La indumentaria consta de dos piezas separadas el huipil liso sin adornos le llaman 'lach llaa'; y el huipil bordado que le llaman: 'lach, yese', o bien 'lach, yaga'. A la falda o enrollado le llaman stap.


3. Se consideran de tres tipos que son usados por las mujeres de la villa de Yalálag: el primero se cataloga entre los que carecen de adorno y las yalaltecas le llaman 'del diario' o sea el 'laschra'.


4. El segundo tipo es casi igual al anterior, salvo la única variante que corresponde al adorno que consta de una tira bordada con seda, ostentando una variedad de colores muy llamativos. Este tipo de vestido se conoce como 'laschsed'.


5. Al último tipo de vestido le dicen: 'laschyeaga' que traducido al español quiere decir: ropa de flores.


6. El adorno que llevan en la cabeza las yalaltecas, es muy singular, pues sobre su cabeza llevan lo que se llama el rodete o 'dschloo' o tlacoyal.


7. A las niñas cuando son pequeñas no se les acostumbra poner el llamado rodete, únicamente se les pone los llamados tlacoyales que consiste en hilos gruesos de lana; a estos hilos se les van trenzando hasta formar una manojo grueso; a esta cola como se le llama, la entrelazan en el pelo haciendo que aparezca que de él crece.


8. Esta cola es variable en tamaño, según la edad de las niñas o jóvenes; a medida que van creciendo son más largas. Cuando ya son señoras o casaderas, es cuando usan el rodete, o lo usaban, en la actualidad usan este rodete las jóvenes.


9. Otra manera de distinguir a la mujer en su rango social, consiste en llevar este rodete, por ejemplo, en las mujeres públicas, este rodete lleva a uno y otro lado de la cabeza, unos colgajos de los mismos tlacoyales.


10. En la mujer casada y honrada, este rodete no lleva los colgajos a los lados de la cabeza, pues los cuelgan hacia atrás.

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