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Juan Ruiz, de la tradición a la innovación

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Santa María Atzompa.- La trayectoria de Juan Ruiz Zárate (Atzompa, Oaxaca 1976) no podría contarse sin narrarla desde la disciplina que le da hecho madurar la experiencia. El artesano, originario de la tierra que florece, no sabía lo que quería decir la palabra cerámica, pero se sentía atraído por este material lo descubrió. Hoy, tras 17 años de experiencia en el trabajo con barro, cerámica y esmaltes, es uno de los maestros alfareros con más experiencia al que acuden artistas y artesanos.


"Hace años tenía en mi pensamiento que la cerámica era todo artículo hecho en el extranjero, blanco, algo fino, diferente a lo que hacíamos nosotros en el taller de alfarería, que era conocido como artesanía. En ese entonces no tenía conocimiento y por eso no le daba el valor a lo que hacía".


Con el canto del torno, esa música que desprende al hacer contacto con el barro, Juan Ruiz recuerda sus orígenes, que tienen que ver con el taller que recibió cuando llegaron a Oaxaca los veteranos voluntarios de Japón, en el 2001, cuando comenzó otra aventura para él: aprender a hacer cerámica, con todo el bagaje que tenía sobre el barro.


"Llegaron voluntarios de la Agencia Internacional de Cooperación Japonesa (JICA, por sus siglas en inglés: Japanese International Cooperation Agency) e impartieron el taller ​Oaxaca cerámica sin plomo en el Instituto de Capacitación y Productividad para el Trabajo de Oaxaca (Icapet), donde comencé a ver floreros de pasta y al conocerla quise hacer mejores acabados, así que tuve que disciplinarme, ellos trabajan con mucha de una manera muy comprometida".


 




"El espacio del sentido" fue la exposición que desmontó, tras el cierre del Mupal. FOTO: Carina Pérez García

 


El alfarero cuenta que poco a poco su maestro japonés, Masatoshi Zikemachi, lo llevó al punto de superarse a sí mismo. Al hablar de crear nuevos diseños él le decía: "hacer un buen diseño en cerámica es como hacer ropa, el modelo debe cambiar cada año".
Un día, cansado de experimentar le preguntó si tenía mucho que trabajar todavía y él le contestaba que sí, que para lograr la perfección había que trabajar mucho. "Al cabo de unos meses conseguí un buen nivel y superé mis propios tiempos. Fue un proceso muy bueno a lo largo de tres años, desde los 22 a los 25 años".
El maestro japonés abonó a sus conocimientos anteriores, que adquirió de su mentor, Miguel Ángel, con quien aprendió torno. Recuerda que cuando era pequeño iba con este alfarero de Atzompa a aprender, diario se llevaba una bolita de barro y subía el cerrito para llegar a su taller.


"Ahora me siento alegre con lo que he logrado. He adquirido mucho conocimiento sobre las arcillas, que son ricas en mi comunidad y región, conozco las que todo el estado de Oaxaca y tenemos unas muy buenas.


Hasta el momento tiene cuatro exposiciones, dos individuales y dos colectivas. Previamente mostró su cerámica en la Casa de la Cultura Oaxaqueña, en el Centro Cultural Santo Domingo, en la Galería Arte de Oaxaca y en el Museo del Palacio, ahora extinto.
Su siguiente paso es montar su espacio de exhibición. Ya tiene su taller y por ahora ya trabaja en su siguiente exposición, para la cual los temas que abordará están relacionados con el amor y dar, sin esperar recibir nada a cambio.

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