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Tristán e Isolda, de Wagner, inauguran temporada del MET en el Alcalá

Foto(s): Cortesía
Redacción

Hoy se proyecta en el Teatro Macedonio Alcalá la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner. A partir de las 11 horas iniciará la transmisión directa desde el Metropolitan Opera House de Nueva York (MET NY) en su ciclo 2016-2017 que contempla la proyección de 10 montajes más.


Esta puesta en escena contemporánea le permitirá al espectador juzgar de acuerdo a sus preferencias, ya que hay personas a quienes no satisface ubicar la acción fuera del contexto en el que el autor la ubicó originalmente. Con mucha frecuencia una obra antigua nos muestra que las situaciones que representa tienen una sorprendente actualidad; entonces los casos de contextos actualizados acentúan la vigencia temática. Por algo son obra universales.


La saga de Tristán e Isolda es recuperada por Wagner en una de sus versiones, la de Gottfried von Strassbourg, aunque Wagner conocía ampliamente la literatura afín. Es interesante mencionar que Wagner estaba componiendo Sigfrido en 1857 e interrumpió la obra para dedicarse a Tristán e Isolda cuando estaba teniendo una relación con Mathilde Wesendock, casada.


Ya antes Wagner se había interesado con la obra de Schopenhauer, quien propone una estructura del sujeto en dos dimensiones en su relación con su entorno: por una parte está el mundo como representación y por la otras otra el mundo como voluntad.


Se anticipa a la tesis freudiana de dos dimensiones también en la vida: por una parte las acciones cotidianas socialmente aceptadas que equivalen a resultantes del compromiso que se da entre el afán por cumplir con la satisfacción de los deseos más egoístas y las obligaciones e imposiciones que la sociedad establece, es decir, la vida como representación.


Por la otra parte está la vida satisfaciendo el deseo sin importar lo social. El mundo como representación puede hacerse semejante a la vida a plena luz del día; el mundo como voluntad equivaldría a la voluntad en la noche, en la oscuridad. Pues esta concepción describe el itinerario de Tristán e Isolda.


Tristán es adoptivo del Rey Marke,valiente y leal a su Rey; Isolda es la princesa de Irlanda y prometida de Marke, temperamental, compasiva y amable. El Rey Marke es compasivo y ama a Tristán. En una época Isolda había cuidado las heridas de Tristán, de modo que no son extraños.


Durante la travesía en barco Tristán lleva a Isolda quien perdió a su prometido a manos de Tristán, y desea vengar su muerte envenenando a este. Pero la doncella de Isolda había preparado un filtro de amor. Al beberlo ambos se enamoran y consuman su unión confiando su secreto a la noche. Mas como en toda tragedia hay sus adyuvantes y sus antagonistas, así que la doncella Brangäne advierte a Isolda la traición y probable denuncia de Melot angtes amigo de Tristán.


Al ser descubiertos Tristán es desterrado e Isolda decide seguirle. En un duelo Melot hiere a Tristán, y es llevado por Kurwenal al castillo de sus padres, a donde llega Isolda para curarle, pero Tristán muere. Isolda le sigue, porque la muerte es la noche infinita de la voluntad, del cumplimiento del deseo.


Esta apretada síntesis busca explicar el entusiasmo de Wagner por dar una salida imaginaria a su pasión por Mathilde, como en un paralelo sueño diurno. Ahora bien, si los motivos biográficos impulsaron a Wagner, la música que compuso adquiere también la dimensión mítica apropiada y ha sido de gran influencia para la posteridad. Wagner rompió con las reglas de la música tonal subordinando las significaciones afectivas. Así en el Preludio la combinación de las tonalidades sugiere una languidez inaudita.


Hay un acorde que ha dado lugar a tesis de maestría que ha sido denominado precisamente acorde Tristán, que sugiere un gran dolor en el alma, e incluso todavía se discute su función en la obra, y aporta una insatisfacción angustiosa porque no resuelve de acuerdo con las reglas de la armonía tonal.


El compositor agrega una sucesión de medios todos con lo que se produce un efecto de ensoñación. La música es también rica en los motivos que representan afectos definidos o personajes o acciones determinados.  Por ejemplo hay un motivo para la mirada amorosa, un motivo para expresar la fatalidad, un motivo para el clímax amoroso, un motivo del filtro amoroso, el motivo de la angustia de Tristán, el motivo del delirio de amor, etc.


Se trata, en fin, de una gran obra desde todo punto de vista y con la oportunidad de agregar al disfrute y placer estético varias lecturas: desde luego la musical para los entendidos, literaria para una apreciación del poeta que es Wagner, psicoanalítica como un estudio de las pasiones y filosófica por la influencia del pensamiento de Schopenhauer. Y esto porque se muestran aspectos místicos, el arte de la magia, el honor de los guerreros y una perspectiva no cristiana de una vida más allá de la muerte.


¿Cuándo y dónde?


Sábado 8 de octubre, 11 horas, en el Teatro Macedonio Alcalá, boletos en taquilla.

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