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Tamales: deliciosa tradición

Foto(s): Cortesía
Redacción

Si te salió el muñequito en la Rosca de Reyes, seguramente estás alistando el pago de los tamales el próximo 2 de febrero, día de la Candelaria.


¿Pero sabes cuál es el origen de esta tradición y por qué se celebra?


Esta tradición es oficialmente conocida como la Fiesta de la Candelaria y consiste en una celebración popular en honor de la Virgen de la Candelaria, realizada  en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María después del parto para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento.


Debido a esto, aquellos que en su deliciosa rebanada de rosca sacaron al “muñequito” se convierten en los padrinos del Niño Jesús y tienen que ofrendar tamales el 2 de febrero, día en que según la tradición se “levanta” al Niño Dios del pesebre para vestirlo y continuar con la ruta católica que pasa por los Carnavales que se festejarán en el mes de marzo, la Cuaresma y el Miércoles de Ceniza, hasta terminar con la Semana Santa.


El día de la Candelaria es una mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas. Ya que cuando los creyentes celebran la  purificación de la Virgen; nuestros antepasados celebraban a los dioses Tlaloques, dioses de la lluvia, según otros, celebraban a  su hermana, la diosa del agua Chalchiuhtlicuo y otros, en honor  del gran sacerdote o dios de los vientos Quetzalcóatl.


Cabe mencionar que el día 2 de febrero correspondía al inicio del primer día, del primer mes del calendario mexica llamado Atlcahualo o Quauitleoa.


Así mismo, los tamales siempre han estado presentes en las ofrendas a los dioses, sobre todo porque están hechos de maíz, el material que los dioses utilizaron para crear al hombre y a la fecha es uno de los platillos más exquisitos y tradicionales de nuestro estado.


Origen de la palabra tamal


La palabra tamal proviene de nahuatl Tamalli que significa envuelto. Este platillo envuelto, comúnmente vendido por mujeres en esquinas de cualquier ciudad o pueblo, está compuesto principalmente por masa hecha de maíz y en nuestro estado los de mole y chepil son los más solicitados.


El tamal oaxaqueño auténtico es el de la hoja de plátano, pero que las diferentes regiones de estado los preparan según su tradición y costumbres.




La señora Matilde Chávez Mendoza se sienta en su banquito sobre la esquina de la calle Abasolo y Pino Súarez del centro de la ciudad y vende exqusitos tamales oaxaqueños.

La señora Matilde Chávez Mendoza es cocinera de este exqusito platillo hace más de treinta años y a sus 77 años de edad sigue preparándolos con el inigualable sazón que su madre y abuela le heredaron.


Ella vende tamales de rajas, mole, amarrilo, salsa verde y chepíl sentada en su banquito sobre la esquina de la calle Abasolo y Pino Súarez del centro de la ciudad.


MANOS A LA OBRA


Ingredientes


Para la receta de tamales oaxaqueños se requiere:


4 Hojas de plátano grandes lavadas y hechas rollo


1 Cebolla


4 Dientes de ajo


1 Pollo mediano


1/4 Kilo de pierna de puerco


1/2 Kilo de mole negro


250 Gramos de manteca de cerdo


1 Kilo de masa blanca para tortillas


1/2 Taza de agua con 2 cucharadas de tequesquite


Sal al gusto


Preparación




Tamal de amarillo tradicional del estado.

Las hojas de plátano se cuecen por 20 minutos o hasta que no se vean verdes. Se escurren, se desenrollan, se secan y se cortan en cuadros de 20 X 20 Cm. aproximadamente


Se cuece la carne de puerco en agua a cubrir con ajo y cebolla. A media cocción se agrega el pollo en trozos y dos tazas de agua hirviendo y 1 cucharadita de sal. Se deja enfriar, se retira la carne, se quitan los huesos al pollo y se corta en pedazos medianos. Se reserva el caldo.


Se disuelve el mole con un poco de la parte grasosa del caldo y se pone a calentar.


Se bate la manteca a que quede blanda y esponjosa.


Se va incorporando la masa alternando con el caldo en el cual se habrá disuelto el tequesquite, se le agrega batiendo siempre la grasa que flota por encima del mole, y la sal necesaria.


Para saber si está a punto se toma una bolita, se pone en un vaso con agua, si flota está lista.


Se extienden las hojas y se untan con una capa ligera de masa, una cucharada de mole y dos de carne.


Se pone otra hoja encima y se dobla cuidadosamente en tres partes cuidando que queden las orillas sobre el centro y en seguida se le da la misma forma del otro lado; deben de quedar cuadrados como paquetito.


Se aseguran amarrándolos con tiritas del tronco de la hoja de plátano o un cordelito.


Se ponen a cocer en vaporera 1 1/2 horas, revisando que no le falte el agua. Un truco para controlar el agua es poner una monedita en el fondo de la vaporera; mientras haya agua se oirá su tintineo.

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