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Sobrevive el huarache con pioneros en la Sierra Norte

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

VILLA HIDALGO, YALÁLAG, Oaxaca.- Herederos de un conocimiento que adquirieron hace cuatro generaciones, los hermanos Aquino Álvarez continúan el oficio aprendido de su padre, Victorio Aquino Ibáñez. En el caprichoso trazo de una villa dedicada en su mayoría a la huarachería, la confección de ropa típica y la panadería, esta familia se encarga de preservar la confección del huarache que le hace frente al calzado chino, de plástico, y defiende su primer lugar como surtidores en la región serrana, chinanteca y mixe.
En entrevista, los tres hermanos Emiliano, Vidal y Leonel Aquino Ibáñez relatan la tradición que heredaron de su padre, Victoriano. Cuentan que en el 1850 comenzó la curtiduría en esta población y los siguientes años llegaron personas, procedentes de las ciudad de Oaxaca, quienes empezaron a fabricar zapatos que mandaban por la zona sureste de Veracruz y con estas personas llegó un señor que se llamó Rómulo, quien sabía fabricar huaraches.


 



 


Recuerdan que en Yalálag don Victorio Aquino Ignacio era uno de los que sabía curtir pieles y su hijo, Marcial Aquino Vásquez, aprendió la fabricación del huarache del señor Rómulo, en el año de 1915. Él una vez que aprendió le compartió el nuevo conocimiento a los hermanos Aquino Primo, uno de ellos llamado Juan, quien a su vez le enseñó a sus sobrinos: Victorio Aquino Ibáñez, y este a su vez, a sus hijos Emiliano, Vidal y Leonel Aquino Álvarez, quienes actualmente mantienen la industria de la curtiduría y huarachería en esta región.


 


¿Cómo se hace un huarache?




  • Se compra la piel.




  • Se lava para quitarle restos de sangre y tierra.




  • Se mete en un tanque de cal, durante siete días.




  • Se le quita la carnaza y se voltea la piel para taller la parte de la flora que se desprende el pelaje.




  • Se vuelve a lavar para quitarle el agua de cal.




  • Se introduce la piel a tanque, en donde previamente se ha preparado una mezcla de salvado y agua, para que se abran los poros del material, este proceso tarda entre tres y seis días, para que se ablande la piel, dependiendo del clima.




  • Ya con la piel suave y abierta de los poros de selecciona para que se vaya a un tranque de suela, la piel que es gruesa y en el tanque de timbre, la baqueta, la piel más delgada.




  • Tras este proceso se puede comenzar a curtir.




  • Ya teniendo la piel curtida, se separa la piel para los distintos cortes que destinarán a cada parte del huarache y se macetea. En este proceso se corta la plantilla y demás piezas para armar el huarache dependiendo del modelo.




 


En entrevista, destacan que la tradición de la curtiduría llegó a Yalálag por los años 1850, y la huarachería en la familia Aquino en el año de 1917, hasta la fecha, siendo estos huaraches considerados los mejores en la región serrana, chinanteca y mixe. Actualmente atienden tres plazas: los lunes, las de Villa Alta y Talea de Castro y los jueves la de Zoogocho, además de surtir huaraches y sandalias en Santa María Tlahuitoltepec, Tamazulápam del Espíritu Santo, Albarradas, y varias comunidades de la región del Istmo.


Esta familia curte pieles de novillos para la elaboración del huarache tradicional de la región, que le llaman, yalalteco y es el más demandado. Su maestría le da un toque característico con una pequeña letra A, a la parte superior del huarache o sandalia, detalle que rápidamente copiaron otros talleres de huarachería para evitar la competencia, sin embargo la calidad que manejan e incluso algunos materiales terminaron por marcar esa diferencia que finalmente el comprador puede percibir.


 



 


La conciencia por el oficio


La Huarachería Aquino es un importante bastión que ofrece trabajo a 28 empleados en Yalálag, más lo que trabajan por su cuenta en sus ratos libres, en sus casas. Encabezado aún por el señor Victorio Aquino Ibáñez, sus tres hijos y un nieto, este negocio familiar hizo conciencia de la importancia de conservar este oficio a pesar de la crisis en la industria de la huarachería que es más perceptible en zonas urbanas.


Vidal Aquino apunta que mucha gente no valora el trabajo que implica hacer un huarache y aunque en sus plazas la demanda sigue en auge, los insumos de la piel han subido, así como el de otros materiales que ocupan en la elaboración de este calzado, como el charol y la oscaria, así como la cámara de avión que utilizan para las suelas.


"Muchos de estos materiales son de importación, y al subir el dólar nos afecta en el precio porque importamos materiales, como de la cámara de avión. Eso contrasta con la situación de nuestra gente de la Sierra, que no es favorable como para aumentarle 10 o cinco pesos al huarache, porque quizá no nos los puedan pagar."


 



 


El precio de un par de huaraches oscila entre los 250 a los 450 pesos, los tradicionales, aunque puede subir hasta los mil 700 o dos mil 500 si están hechos con otro tipo de pieles, como la de cocodrilo, caimán, lisa, pitón o mantarraya, pieles que adquieren con su respectivo permiso, este calzado dirigido a otro tipo de compradores Aunque en menor demanda, existen los clientes que les piden huaraches con estas extravagantes pieles.


Además de surtir el mercado ofreciendo la típica sandalia para mujer, que es la misma que portan las serranas al vestir su traje típico y bailar en sus fiestas tradicionales o al presentarse en la fiesta de la Guelaquetza, en la Huarachería Aquino elaboran más de 50 modelos para dama, además de los que diseñan según la temporada porque la demanda es constante y el cliente siempre quiere lo más novedoso en diseños y colores, cuentan.


 


Para saber:


El primer trabajo en Yalálag, es uno de los oficios a los que mas se dedica la gente, enseguida del de la elaboración de ropa típica y panadería, sombreros típicos, hace 50 años este era el mercado más grande de importación, y exportación, el famoso "panza de burro"



 


En este taller se producen semanalmente 500 huaraches que se venden en las plazas que visitan. La búsqueda principal de los Aquino ha sido mantener la calidad en sus huaraches, tanto para que le duren más a la gente que trabaja en el campo, como para que vistan los pies de las mujeres que semana con semana piden nuevos modelos que también les garanticen durabilidad.


"Sí hemos innovado algunos modelos porque siempre nos piden algo nuevo, sobre todo las damas, para ellas creamos un modelo acojinado y una gran diversidad de colores. Todo nuestro trabajo es garantizado, le vendemos a gente que camina mucho y se dedica al campo, les garantizamos que no va a estirar la piel, que será un calzado cómodo."


Esta familia además de defender la confección artesanal del huarache hace conciencia en pláticas con sus clientes de la importante de conservar este oficio, les habla de los procesos para que ellos puedan tener un calzado de calidad y sobre todo mantiene esta tradición familiar en una comunidad que se caracteriza por su hospitalidad, belleza y riqueza cultural.


 


EL DATO


El taller Aquino se creó en el año de 1956, fundado por, Juan Aquino, tío abuelo de los actuales dueños.


 



Cada vez son más los interesados en adquirir calzado cuidado en sus procesos y hecho a mano, valores agregado a los huaraches que se fabrican en la región.


En la Huarachería Aquino innovan cada dos meses un nuevo modelo, sobre todo las mujeres son las que piden nuevos modelos y colores, por lo que esta innovación en el diseño es una constante en este taller.


Cuentan con más de 50 modelos. Para hombre el más vendido es el huarache yalalteco, el tejido, el Acapulco y el esqueleto; para las mujeres confeccionan: sandalias y zapatilla (una sandalia con horma más angosta) y el típico huarache yalalteco, con flores rojas y amarillas.


En toda la Sierra Norte para completar la indumentaria típica se calzan siempre huaraches o sandalias de piel.


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