Estremecen las lágrimas de niños o jóvenes mientras entierran a alguien quien, para tí, es un desconocido y por lo que ellos sufren; observar a los adultos envueltos en llanto antes de colocar la cruz o notar la serenidad y aceptación de los viejos ante la muerte, es la experiencia diaria que afronta el encargado del panteón de San Miguel, Dagoberto Hernández Cruz.
"Es muy duro ver el sufrimiento de las personas cuando un ser querido se adelanta en el viaje y nos toca inhumar al difunto, nos hace pensar que aquí vamos a parar todos".
El sepulturero menciona que ellos son quienes más contacto establece con los afligidos deudos quienes solicitan los servicios.
El 2 de septiembre de 2016 se cumplieron 30 años desde que Dagoberto comenzó como trabajador en el cementerio; estima en 40 mil los cadáveres inhumados en ese largo periodo.
"Hay criptas que datan de 1815, sepulcros que contienen hasta cinco cadáveres y están los cuerpos que se retiraron de los nichos; fácilmente, el número que ha transitado en el Panteón General supera los cien mil cuerpos", el encargado precisó que los nichos son huecos donde se colocaban los féretros, ahora ya no funcionan para inhumar,sólo para alojar cenizas y restos cremados.
Los 33 trabajadores de este camposanto realizan la limpieza de alrededor 11 mil 600 tumbas y dos mil 335 nichos, un trabajo donde semanalmente se acumulan 20 toneladas de desechos; además, durante siete días se ocupan 50 mil litros de agua, los cuales están almacenados en una cisterna con capacidad de 40 mil litros y un tanque elevado de 10 mil litros.
"Pero calculamos que del 31 de octubre al 3 de noviembre se recolectarán hasta 80 toneladas de basura por la celebración de Día de Muertos, ya que en esta fecha hay una afluencia estimada en 140 mil personas, familiares y turistas interesados en esta tradición mexicana".
La limpieza es acelerada, retirar la tierra, los escombros y las flores muertas de casi 12 mil tumbas es la tarea del personal del Panteón de San Miguel.
Hoy los trabajadores del panteón afirmaron estar preparados para la fiesta de los muertos, un convite entre la ultratumba y la algarabía de los vivos.
