El escritor y profesor boliviano, Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia; 1967) sabe que la literatura más que dar respuestas ayuda a hacer las preguntas pertinentes. En entrevista, habla de Tiburón, antología personal que publicó con el sello Almadía. En este libro recopila 21 textos, provenientes de sus cinco libros publicados a lo largo de 26 años.
¿Cómo seleccionaste los libros para Tiburón?
"Los cuentos pertenecen a mis cinco libros de cuentos, el más antiguo, Las máscaras de la nada, es de 1990. Es decir, cubren los casi treinta años de mi carrera. Los elegí privilegiando los cuentos de estructura más clásica, porque también tengo muchos mirco-relatos de mi primera época. En la antología hay microrrelatos pero priman los cuentos del tercer y cuarto libro, Amores imperfectos, 1998 y Billie ruth, 2012. La intención era dar una obra panorámica de mi obra, pero a la vez que el libro se sostuviera como una unidad".
¿Qué lugar ocupa la memoria en tu obra narrativa? Algunas veces en la literatura hay algo de autobiográfico. En tu obra qué tanto está presente tu historia personal.
"Me interesa cómo la memoria no sólo implica el recuerdo de aquello que ocurrió sino la forma ficcionalizada con que reinventamos lo ocurrido. Uno de mis cuentos, Persistencia de la memoria, trabaja precisamente eso. Por otro lado, hay varios cuentos que tienen como punto de partida hechos que ocurrieron: Billie Ruth, Volvo, Roby. La memoria en esos casos es para mí siempre un punto de partida, no uno de llegada".
¿Qué representa para ti publicar con Almadía?
"Un sueño hecho realidad. Hace unos siete años leí la antología de cuentos de Rodrigo Rey Rosa publicada por Almadía y me fascinó el hecho de que fuera panorámica y a la vez muy destilada, un libro corto. Me encantó además el objeto libro, la cuidadosa publicación, la originalidad de la portada, etc. Soñé con tener un libro así. Ya para entonces Almadía era una editorial de referencia en el panorama latinoamericana y y no ha hecho más que crecer, con un catálogo variado y sólido. Guillermo Quijas y su equipo -entre ellos Luis Jorge Boone y Alejandro Magallanes- todos se merecen todos los aplausos".
En qué momento se encuentra la literatura boliviana.
"En un muy buen momento, con varios autores que están siendo publicados por editoriales importantes en el continente y en España, y que también están siendo traducidos. La boliviana es una literatura menor no acostumbrada al interés que está despertando; ojalá que eso sirva no solo para consolidar a autores del presente sino también permitir que se conozcan algunos de nuestros autores clásicos que no han circulado como deberían".
Qué autores te interesan.
"De esos autores clásicos menciono a dos: Jaime Saenz e Hilda Mundy. Y de los nuevos, la lista es larga pero señalo los que el lector mexicano puede encontrar en sus librerías: Maximiliano Barrientos, con Periférica, Magela Baudoin, con Almadía, Rodrigo Hasbún, con Random y, por supuesto, Liliana Colanzi, con Almadía.
Cómo docente ¿cómo ves a las nuevas generaciones?
"Con una admirable capacidad para el manejo de la información visual y con menos capacidad para el análisis de textos. Somos muy adaptativos y quizás eso es en lo que se está insistiendo hoy: más trabajo con la imagen y menos con los textos. Pero lo cierto es que necesitamos desarrollar más esa capacidad analítica para complementarla con la visual, de otro modo nos perderemos en el bosque de signos en el que vivimos".
¿Qué papel juega la literatura en un mundo que ha sido rebasado por la ficción?
"El mundo siempre ha sido rebasado por la ficción, solo que hoy nos damos cuenta más rápidamente de eso que antes. La literatura, más que dar respuestas, ayuda a hacer las preguntas pertinentes, pero lo hace siempre dentro de una preocupación estética, una insistencia en el lenguaje y el juego de la imaginación que puede ser muy liberadora en la educación de nuestros sentidos".
La voz de Edmundo Paz Soldán es una de las más creativas según Mario Vargas Llosa, es considerado entre los nuevos autores latinoamericanos. Además de escritor es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Cornell; autor de diez novelas, entre ellas: Río fugitivo, La materia del deseo, Palacio quemado, Los vivos y los muertos, Norte e Iris; y de los libros de cuentos Las máscaras de la nada, Desapariciones, Amores imperfectos, Billie Ruth y Las visiones.
Ha coeditado los libros Se habla español y Bolaño salvaje. Su libro más reciente es Segundas oportunidades. Sus obras han sido traducidas a diez idiomas, y ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el Internacional de Cuento Juan Rulfo 1997 y el Nacional de Novela en Bolivia 2002. Colabora en distintos medios, entre ellos los periódicos El País y La Tercera, y las revistas Etiqueta Negra y Qué Pasa.
+DE: Tiburón, 2016, Editorial Almadía.
La memoria dividida del migrante que no consigue acomodar en su corazón el país en el que pasó su niñez con el otro que le ofreció una vida nueva. La nostalgia del hombre que mira desde su resignada adultez el recuerdo de que alguna vez tuvo un alma dispuesta a devorarse el mundo. Los sueños futuristas de una civilización cuya humanidad se encuentra amenazada por su tecnología.
En estos cuentos el lector encontrará aprendizajes que dejan cicatrices imposibles de ocultar: el paraíso perdido del placer adolescente, las aventuras donde el azar tiende sus redes, la seducción de la violencia. Pero también las entradas al sexo y sus embrujos, las pasiones que ofrecen un instante de felicidad antes de dar paso a la amargura.
Edmundo Paz Soldán cartografía con precisión los movedizos territorios de la infancia y la juventud, registra con mirada certera los terremotos del amor y el dolor, y nos ofrece una completa panorámica de esos momentos en los que la vida se vuelve una batalla, una emboscada, un minuto bajo fuego amigo. En este libro, cada cuento constituye una prueba del enorme talento de uno de los más representativos narradores latinoamericanos.
