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Buscan innovar tejidos de palma

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Santa María Ixcatlán, Teotitlán de Flores Magón.- Los eternos tejedores de esta comunidad elaboran sus piezas con maestría. Todo momento es preciso para ejercitar los dedos de las manos. Dedican el tiempo a tejer la palma criolla mientras se dedican a otras actividades, regularmente mientras conversan, caminan o esperan.
Todas las temporadas del año las pueden contar entrelanzado tejidos de este material, entre vientos secos, atardeceres legendarios en gradientes anaranjadas y los contrastantes vientos que les recuerdan a los más viejos que su lengua no debe morir. Ahí, mientras esperan trámites de un seguro, ocasión que ha reunido a todos los adultos mayores del pueblo, las señoras tejen.
Al preguntar si tienen algunas piezas para exhibición, nos llevan con la familia Rosales Jiménez, que cuentan con una gama amplia de piezas para venta. Generalmente las exponen en exhibiciones y al menos dos de los más jóvenes de este núcleo familiar han buscado innovar sus piezas, las cuales trabajan en colaboración con otros proyectos.
En esta comunidad, la vida cotidiana de los ixcatecos está ligada desde tiempos remotos a este elemento natural de gran valor simbólico: la palma, planta que abunda en sus montañas y la que hasta hace unas décadas era utilizada en casi todas sus actividades.
Cuenta la historia que el recién nacido recibía un petate de palma y este mismo era la mortaja que lo transportaba al otro mundo al morir.El tejido de palma forma parte de la cultura ixcateca. La palma se obtiene en las montañas cercanas a la población, donde abunda esta especie que convive con biznagas, agave se y otro tipo de cactus.
En cuanto a las variedades existen cuatro: blanca, amarilla, ixcateca y montañera, las cuales se distinguen por su color, tamaño y maleabilidad. Para traer este material los habitantes de esta comunidad van con su burro, cortan el cogollo de las palmeras y al volver la tienden al sol durante dos o tres días, luego la rayan con un cuchillo.    
La familia Rosales Jiménez elabora desde tortilleros, alajeros, aretes, forro de botellas, fruteros, cestos y hasta fundas para celular. También tejen piezas para participar en concursos y trabajan encargos. Alicia Rosales Jiménez comenta que su hermano, su papá y su mamá participan en la elaboración de estas piezas que le dan un giro al típico sombrero de la región.
De esta manera se da cuenta de las búsquedas y necesidades de innovación para este tipo de tejidos, que le hacen frente a los revendedores que pagan la docena de sombreros en 24 pesos. Esta es una de las familias que en Ixcatlán preservan su tradición artesanal.
El tejido de este material tiene gran importancia en la economía del ixcateco. México Desconocido da cuenta de que la época prehispánica y en los primeros años de la Colonia, este municipio contaba con más de ocho mil habitantes hablantes de ixcateco, su territorio era mayor y existían otros pueblos de su mismo tronco hoy desaparecidos: San Juan Viejo, Santiago, Santa Cruz, Nopala, San Miguel Nopalapa, San Jerónimo y Tecopango.

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