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Barrio de la "China" se monta de olvido

Foto(s): Cortesía
Redacción

Oaxaca.- A 84 años de la primera edición de la Guelaguetza, es importante detenerse un momento y recordar los barrios que conformaban la urbe, cuyas calles han sido testigo de la historia de Oaxaca. Uno de ellos es el barrio de la China, cuna de artesanos, comerciantes, y centro de reunión del pueblo.


Pese a la raigambre, el tiempo ha hecho sus estragos, y las calles que conforman a este barrio, que iniciaba desde el mercado 20 de Noviembre hasta las calles de Nuño del Mercado, Mier y Terán, así como Trujano, lentamente sucumbieron al deterioro y la modernidad.


Las antiguas casas de alfarería y las orfebrerías fueron sustituidas en su mayoría por imprentas, bares, pequeños comercios; incluso, en la colindancia de calles como Zaragoza abunda el sexoservicio.


En varias cuadras del barrio el descuido es evidente. Las huellas del tiempo hacen su trabajo en los inmuebles, que poco a poco denotan mayor deterioro y que por el paso de los años demandan mayor interés de las autoridades municipales para que tengan un correcto mantenimiento.


Silvia Alejandra Márquez Medina, hija de Genoveva Medina viuda de Márquez, la principal promotora y dirigente de las Chinas oaxaqueñas, recuerda con añoranza el barrio en el que nació y creció, el mismo en el que su madre fundó la delegación de bailarinas que se convertiría en la primera en participar en el Homenaje Racial, hoy fiestas de la Guelaguetza.


“Era un barrio chico, pero muy popular. En el crucero de 20 de Noviembre con el Periférico estaba la parada del tren, conocida como Las Palmas, medio de transporte que traía a muchas personas de Zaachila y Miahuatlán”, indicó.


-¿Qué sentimiento le genera recordar el barrio en el que creció?


–Me causa gusto, porque es como si se volviera a vivir la convivencia que había, pero también me da tristeza… esto se está perdiendo. El barrio ya no es el mismo.


"Hay muchas versiones sobre el origen del nombre del Barrio de la China, entre las que se menciona que en el vecindario vivió un señor chino, lo cual es falso. Aunque sí llegaba mercancía china, que llegaba del Istmo de Tehuantepec, mi madre investigó y nunca hubo un chino que viviera ahí", afirma.


Las crónicas de José María Bradomin precisan que el nombre lo impusieron porque ahí se fabricaban los platos con la orilla doblada, y por eso se le conocía como platos chinos.


Insiste que el barrio ha cambiado mucho desde aquella primera mitad del siglo 20, cuando sus calles de terracería eran hogar de múltiples artesanos.


“En la calle de Díaz Ordaz vivía Juan Cortez. Se instaló la tienda Casa Jiménez, y por la calle de las Casas estaba don José Rivero, el encargado de la venta de insumos para los alfareros”, señala.


Barrio pobre y fervorozo


Doña Silvia, quién aún habita en la última calle de J.P García, relata que este barrio era pobre. Las casas tenían bardas de carrizo, eran cuartos de adobe, “había mucha hermandad y un gran fervor hacia la Virgen de la Soledad y San Juan de Dios”, indicó.


En el libro Crónicas del Oaxaca de hace Cincuenta Años, de José María Bradomin, se menciona que el barrio de la China también incluía al Mercado de Artesanías, antes llamado mercado de Las palmas. En la calle de J.P García se ponía el tianguis. En ese espacio que hoy es invadido por el transporte público se practicaba el truque, el regateo y la compra venta de hortalizas.


En la calle 20 de Noviembre, cerca del templo de San Juan de Dios, donde hoy hay varias posadas, antes existían los mesones para personas y para las bestias de carga.


Traza de las calles


Según relata Silvia Márquez Medina, entre las calles de J. P. García y Nuño del Mercado existía un tope con un callejón que doblaba hacia las vías del tren. Fue hasta el año 1970 cuando finalmente la abrieron como paso petaonal.


“Hay muchas calles que cambiaron, todo a raíz de la construcción de la Central de Abasto, que trajo consigo el surgimiento de la colonia Ricardo Pérez Hernández. Antes, ahí había puros terrenos de sembradío y los límites del Rio Atoyac”, explicó.


Hoy, el barrio de la China tiene sus fronteras con el Perferíferico, Las Casas, Arista, J.P García, 20 de Noviembre y Nuño del Mercado hasta antes de Díaz Ordaz, donde se encuentra el inicio del barrio de la Soledad.


UN BARRIO CON HISTORIA


El desarrollo del barrio de la China no estuvo reducido solamente al comercio que ahí se desarrollaba, sus templos religiosos son en sí un espacio vivo de historia. Tal es el caso del templo de San Juan de Dios, conocido como la primera catedral de la Verde Antequera. Los muros de este inmueble dan cuenta del bautizo Donají, la del alma grande, princesa zapoteca que según la leyenda dio su vida para defender a su pueblo.


Este barrio pobre, plaza del pueblo, hogar de los artesanos y comerciantes, también es cuna de las Chinas Oaxaqueñas, que en sus vistosos trajes encierran años de historia tradición.


La mujer que dio vida al traje de leyenda de las Chinas oaxaqueñas fue doña Genoveva Medina, costurera de oficio, quien en su puesto en el mercado de Las Palmas, y después en el 20 de Noviembre, transformó la falda "del diario" que se utilizaba en aquel entonces.


De ahí surgió la idea de conformar una agrupación de mujeres que participara con bailes en las fiestas del mercado, corría el año de 1949.


Fue el 5 de febrero de 1957, cuando Efrén Cervantes invitó al grupo de Chinas oaxaqueñas a participar en el primer Lunes del Cerro con desfile, en aquellos tiempos el ayuntamiento organizaba la fiesta. "Mi madre siempre preservó el significado de los sones que integran el Jarabe del Valle, que simbolizaban el convite, el cual comenzaba desde diez días antes de la fiesta, e iban acompañadas de señores con carrizos y monos y una banda de música, algo muy simple. Las calendas salen dos días antes de la fiesta, y cuando se baila el jarabe, es la culminación de la misma", rememora.


Desde esa fecha, doña Genoveva alternó su carrera política con la intensa actividad de promover la conservación de las tradiciones de las Chinas. Labor que sus hijas continúan hasta el día de hoy.


Cita:


“Seguimos trabajando por este barrio, por la herencia de las Chinas Oaxaqueñas que nos dejó mi madre, se trata de transmitir nuestras tradiciones”:


Silvia Márquez Medina, heredera de la tradición de doña Genoveva Medina


(LINEA DE VIDA)


Vive la Guelaguetaza


1932


Conmemoración del IV Centenario de la exaltación de la antigua Villa de Antequera a ciudad.


Se diseña un programa en el cual destacaba un homenaje racial


1934


Se busca revivir el tributo a la diosa Centéotl


1950


Se incluye en el programa la presentación de la princesa Donají.


1951


Se adopta formalmente el nombre Guelaguetza


1968


Elección de la primera Princesa Donají


1974


Deciden construir el auditorio Guelaguetza


2006


Se suspende la celebración a causa del conflicto magisterial

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