Manuel de Jesús Solís y Mariana Martell Saldaña se conocieron hace quince años en la preparatoria. Se hicieron amigos, pero el destino les tenía preparada una historia de amor, ya que cuando cursaban la universidad comenzaron un lindo noviazgo.
Casi 12 años de su vida han compartido, toda ellos repletos de aprendizajes y momentos inolvidables. Tienen dos pequeñas hijas, Mía y Mané, de 10 y 7 años.
Se consideran una familia hogareña que disfruta las pequeñas cosas de la vida, como pasear por las calles y ver películas en casa.
A pesar de que ambos trabajan, procuran dedicarle tiempo de calidad a sus hijas. Son una familia muy unida, disfrutan cada momento. Los fines de semana son los días más divertidos, ya que realizan actividades en familia como ir al cine, contar historias, ir a comprar helados y/o disfrutan juegos de mesa.
Para los que piensan que lo polos opuestos no se llevan, Mariana y Manuel son el ejemplo perfecto para demostrar lo contrario. Ellos son muy diferentes en muchos aspectos, sin embargo están inmensamente enamorados.
Manuel es el cuarto de 5 hijos. “Siempre fui un hombre muy rudo, pero cuando comencé a salir con Mariana me di cuenta que tenía una errónea idea del trato hacia las mujeres. Mariana me enseñó a cuidar y apreciar a las mujeres”, recordó Manuel Solís mientras miraba a su esposa.
El pasado 20 de agosto decidieron unir sus vidas en sagrado matrimonio, este acto además de reafirmar su amor, sirvió para que sus hijas compartieran con ellos un momento que nunca olvidarán.
“Manuel es un gran ser humano, Dios sabe porque pasan las cosas, tuvimos que pasar muchas adversidades para que estuviéramos juntos. Es una persona maravillosa y muy trabajadora. Estoy muy orgullosa de él ya que también es un excelente papá y buen amigo”, mencionó Mariana.
La familia Solís Martell es muy unida. Los principales valores que les inculcan a sus hijas son la honestidad, confianza, comunicación y respeto. Siempre procuran platicar con ellas.
“En la casa, todo es de todos, no debe de existir rivalidad ni egoísmo con las cosas. Esto, para que las nenas no envidien lo que no tienen y disfruten lo que les podamos dar”, añadió Manuel de Jesús Solís Revilla.
Manuel es un papá consentidor y muy cariñoso. Disfruta jugar con sus pequeñas hijas, todas las noches las arropa, les canta una canción, les dice que las ama y que está muy orgulloso de ellas.
Mariana se considera una mamá “locochona” en el aspecto de que le gusta respetar lo que sus hijas piensen. “Me gusta que elijan su vestuario y corte de cabello”, mencionó. Sin embargo, es quien corrige y pone los límites.
Mía y Mané llevan una excelente relación de hermanas y a pesar de que ambas tienen diferente personalidad, no pueden pasar mucho tiempo separadas.
Mané es muy parecida a su papá. Le gusta las matemáticas y salir a comprar helados y esquites. “Papá me hace cosquillas”.
Mía tiene el carácter fuerte de su mamá. Le gusta las actividades y convivencias familiares que organizan en su escuela así como pasar tiempo con sus abuelitos.
“La mejor experiencia que he tenido a mis 34 años, es tener tres hermosas mujeres en mi vida, dos de ellas, mis hijas, que me han ayudado a desarrollarme como persona y Mariana, una mujer que siempre está dispuesta apoyar a las personas, aunque tenga un día de conocerlas, es una virtud importante en su personalidad”, dijo orgulloso Manuel.
Como en todo matrimonio existen momentos dulces y agrios. Han pasado por muchas adversidades, pero gracias al amor que se tienen, los han superado.
“El amor no es un sentimiento. Se ama con el cerebro, no con el corazón. El cerebro es el que te dice si quieres permanecer en una familia o quieres perderla”. Con este bonito mensaje concluyó la entrevista Manuel de Jesús Solís Revilla.
