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Mujer y su goce, motivo de sanción moral

politica
Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

Un tema recurrente en el tratamiento psicoanalítico con mujeres, que dicho sea de paso, son quienes por regla general tienen la valentía de llevarlo a sus últimas consecuencias, es el juicio moral que ellas mismas realizan sobre el ejercicio de su vida erótica.

Comprender la vida anímica requiere una apertura de pensamiento aunada con docilidad, pues la observación concienzuda nos arroja resultados que para la lógica del pensamiento racional resultan incomprensibles. Habrá de mencionarse que dicho pensamiento es el que al día de hoy sigue dominando, y es con el cual muchos profesionales de la salud mental dirigen sus terapias. Cuando se habla de temas de amor y sexualidad, eventualmente los tratan independientemente de la diferencia sexual, lo cual es un grave error, pues, mientras la lógica y dinámica del hombre -no solo en estos temas- está regida por lo que Sigmund Freud describió en su concepto del “placer de órgano”, la mujer psíquicamente ha evolucionado más allá de ello, pero esto a su vez la ha llevado a generar fantasmas, los que, al parecer, perturbarán de manera permanente su vida. Dos de estos fantasmas son el sentimiento de minusvalía y el deseo de ser amada y deseada.

Libertad erótica y moral

El día de hoy, en el ámbito público, contamos en el mundo con muchas mujeres que han alcanzado notoriedad por sus logros profesionales, pero que de no ser cuidadosas en su comportamiento privado, inmediatamente son juzgadas con severidad. Una de ellas es la Primera Ministra de Finlandia, Sanna Mirella Marin, de 34 años, electa en diciembre del 2019 mandataria de su país, y quien en los últimos meses se ha visto envuelta en polémicas, resultado de su comportamiento, que hemos de decir, es propio de una mujer de su edad. Sanna Marin, a mediados del mes pasado, después de una reunión de su partido político, salió a pedir disculpas pues se filtraron videos y fotografías de algunas fiestas privadas de la mandataria en donde baila y se divierte con sus amigos.

Justificar lo normal de la sexualidad

“Soy un ser humano. A veces también anhelo la alegría, la luz y el placer en medio de estas nubes oscuras”, fueron palabras que expresó con voz temblorosa la mandataria. Para expertos en asuntos protocolarios, seguramente algunas situaciones se debieron evitar por parte de la primera ministra. Sin embargo, podemos observar en la frase, que ella necesita justificar algo que es propio de cualquier persona, proveerse experiencias de placer y alegría, en este caso, donde no le produce daño a persona alguna; más que a los protocolos propios de una figura de tal envergadura, donde ofendió posiblemente a algunos moralistas, lo que otros, contrincantes o detractores, aprovecharon para atacarla políticamente.

A lo largo del tiempo, proveerse experiencias de placer para la mujer ha resultado motivo de autorreproches, muchas veces, con el hecho de solo pensarlos. En algunos casos, para algunas mujeres, permitirse placer o una vez que lo obtienen, busca la manera de compensar esa concupiscencia, como si tal cosa le generara una especie de deuda. Para Sanna Mirella Marin, posiblemente el conjunto de circunstancias psíquicas y políticas no le permitieron encontrar otra solución más que ceder a la moral y pedir disculpas por su ejercicio erótico, en donde sólo se divierte sin hacer daño alguno. Posiblemente dichas circunstancias hoy en día cobren más relevancia que su actuar como gobernante.

¿Quieres saber más?  Escúchanos este viernes en punto de las doce del día por: https://www.facebook.com/RadioUnivas. Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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