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El temazcal, la posibilidad de volver a la esencia 

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Foto(s): Carina Pérez García
Carina Pérez García

SAN AGUSTÍN ETLA, Oaxaca.- Agua, aire, fuego y tierra entrelazados para trabajar en favor de la sanación. El temazcal es un espacio en el que confluyen todas las fuerzas del universo y, para acceder a ellas, Adriana Gris, “La China”, recurre a un ritual ancestral con el cual ella como temazcalera y quien desee la sanación, invocan a las energías creadoras que entrelazan el corazón del cielo con la tierra, para lograrlo. 

Adriana Gris comparte cómo es y en qué consiste este proceso de renacimiento. Dentro de un temazcal que ella misma construyó con sus propias manos, elaborado con arcilla del terreno y carrizo, fibras que recolectó ahí mismo y agua, cuya mezcla permitió trabajar el barro para construir este baño de vapor, la mujer originaria de este valle eteco enuncia el sentido de este sitio. 

Es una mañana lluviosa y alrededor del temazcal se asoman plantas de la región y, otras que se han adaptado al clima, que ella sembró y cuida con la paciencia requerida. Lirios acuáticos, orquídeas, árboles frutales, flores y una gran variedad de plantas resguardan el entorno, que se musicaliza con el fluir del arroyo cercano. 

La temazcalera sostiene entre sus manos  el códice “Atlachinolli”, que del náhuatl al español se traduce como: agua quemada. Sí, es la serpiente sanadora. Ella explica que el trabajo personal comienza desde que la persona llega y entonces ella empieza un trabajo mental y luego ofrece unas semillas que harán la función de abrir, no sin antes pedirles permiso. 

Ahí dentro explica cómo el baño de vapor es una medicina ancestral, que aunque sea guiada por ella, el trabajo lo hace cada persona: “La intención es hacerlo medicinal. Siempre les digo que es para sanar, no para sufrir. Este temazcal fue creado respetando el norte del sur, este y oeste y asimismo tenemos elementos del norte del país, que son las abuelas -piedras-, que traje de Bacabureachi, de la sierra tarahumara. Tenemos piedras de Oaxaca también”.

Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi espíritu

Cada persona participa en la preparación de su propio ritual. Prende el fuego, intenciona a las piedras volcánicas, aviva la llama y agradece, abre el corazón a la sanación y enseguida se introduce al temazcal, para colocar las piedras al rojo vivo en el centro, que asemeja el útero, el centro, el ombligo. 

Tras colocar las piedras, se cierra el temazcal para continuar con el proceso. Ahí dentro se comienza con el trabajo de pedirle a las plantas, que previamente “La China” ha recolectado, la sanación. De una cubeta de madera, llena de agua infusionada con hierbas, la temazcalera saca con una jícara la mezcla y la vierte sobre las piedras volcánicas. Inmediatamente el vapor impregna todo el espacio y se inhalan las hierbas medicinales. 

El ejercicio implica un acto de humildad, de pedirle a nuestro cuerpo físico, emocional, espiritual y etérico que permita la sanación; entonces se purifican. El temazcal, que asemeja al vientre de la Madre Tierra, es caliente; ahí dentro, el vapor hace su trabajo y comienza la purificación. 

La duración depende de cada persona, ya que como lo dice la temazcalera: “el temazcal no es para sufrir, sino para sanar”.  El trabajo continuará de ese momento en adelante. Adriana Gris es mujer medicina, mujer que guía y mujer que comparte su sabiduría con toda persona que llega a su espacio. Al salir del temazcal, se baja a una pequeña poza de agua para enjuagarse.

El gran espíritu vive en cada uno de los habitantes de su espacio, desde lo que la naturaleza sola creó y lo que ella, junto con su familia han construido apegados a una filosofía de respeto con la Madre Tierra.  La experiencia la puede vivir cualquier persona que esté dispuesta a sanar. 

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