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Consultorio del Alma, cuenta conmigo

Psicoanálisis
Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Alejandro José Ortiz Sampablo

 

Hace tres notas dejamos atrás los pilares donde descansa lo que llamamos la formación de los analistas. Por lo que me es pertinente volver a mencionarlos: el análisis personal, el estudio de los textos que forjaron este campo del saber, la transmisión del psicoanálisis, la atención de pacientes y la supervisión de casos.

Un lugar fuera de…

Lamento hacerlos demorar y con ello la confusión que pudiese provocar el haberme detenido en intentar dibujar la personalidad del creador del psicoanálisis, esto tiene sentido si tomamos en cuenta que, quienes mantenemos la tensión al respecto de la formación de los psicoanalistas somos los propios psicoanalistas, lo que implica entre otras cosas no ser tibio y pusilánime.

Esto último puede leerse estridente, pero el empuje de la visión económica mundial no le vino bien a quienes optaron como medio para vivir a la psicología, pues esta quedó en el mismo estante en el que se encuentran otras profesiones, donde con la eficacia en conjunto con otras habilidades resuelven el cometido. Sin embargo, para dedicarse al psicoanálisis se requiere mucho más que eso, pues en sus dos vertientes, la terapéutica y la científica influye fuertemente la persona del analista.

El poder del procedimiento

Algunos podrán argüir que lo dicho es verdad, pero que todas las demás actividades del hombre y la mujer están impregnadas de la subjetividad de la persona que las ejecuta. Sin embargo, el procedimiento que realizamos en el dispositivo psicoanalítico posee un poder que produce efectos terapéuticos y analíticos, los cuales se logran aún cuando quien se coloca en el lugar de psicoanalista carezca de los elementos necesarios para estar en él.

Este poder del procedimiento en un primer momento es un apoyo sin parangón al analista en formación que decide iniciar la práctica psicoanalítica, que en conjunción con los otros cuatro pilares le permitirá ejecutar el método psicoanalítico. Es de esperar que en el transito de la formación, la persona que decidió ocupar el lugar del psicoanalista conozca el poder del procedimiento, pues así tomara consciencia que su lugar es mero accesorio, eso no significa que las intervenciones desde su moral o visión del mundo perturben la vida psíquica de quien solicite su atención.

Al respecto de lo dicho, el psicoanalista francés Jacques Marie Émile Lacan (​ París, 13 de abril de 1901-ibídem, 9 de septiembre de 1981) dijo lo siguiente: "Lo que prueba el poder de lo que llamamos el procedimiento, es que no está excluido que el psicoanalista carezca de toda idea acerca de él. Hay estúpidos: verifíquenlo, es fácil".  Continuará el próximo miércoles…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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