
En México, la brecha salarial de género persiste y las mujeres que son madres lo padecen aún más.
La llamada doble jornada como limpiar la casa, hacer de comer o el cuidado de hijas e hijos, además de ser un trabajo no remunerado, disminuye la independencia económica de las mujeres madres.
El análisis realizado por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) con motivo del Día Internacional de la Igualdad Salarial conmemorado del pasado 18 de septiembre detalla que en Oaxaca por cada 100 pesos en promedio que gana un hombre al mes, una mujer percibe 62.64, monto que disminuye dependiendo del número de hijas o hijos que se tengan.
“En promedio, el ingreso de los hombres es mayor que el de las mujeres, principalmente porque tienden a acumular mayores ingresos laborales por trabajar más horas, acceder a empleos mejor remunerados y ocupar posiciones de mayor jerarquía”, señala el IMCO.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), detalla que el ingreso promedio trimestral en Oaxaca para las mujeres es de 12 mil 738 pesos, y para los hombres es de 20 mil 335 pesos. La mayor percepción para las mujeres la alcanzan entre los 50 y 59 años con un ingreso promedio de 16 mil 978 pesos, mientras que en ese rango de edad los hombres perciben en promedio 22 mil 571 trimestralmente.
La situación cambia cuando hay hijos e hijas, además del número de éstos. Así por ejemplo las mujeres que no tienen hijos tienen un ingreso promedio trimestral de 11 mil 379, con uno 15 mil 244, con dos 14 mil 225, con tres 10 mil 076, con cuatro o más 9 mil 966 pesos.
La sobrecarga de trabajo no remunerado que implica la atención y cuidados de hijas e hijos, reduce las posibilidades de que las mujeres puedan disponer de más tiempo para el empleo remunerado.
Un ejemplo de ello es el caso de Jesica madre de tres hijos. Su día inicia a las 05:30 de la mañana para preparar el desayuno, el lunch escolar y ayudar a los más pequeños a bañarse y a la colocación del uniforme. Realizar esa actividad le implica hora y media de tiempo. A lo anterior le agrega el bañarse y arreglarse para ir a su empleo. Al regresar a casa debe preparar los alimentos, orientar a sus hijos en las tareas escolares, lavar trastes, en ocasiones lavar ropa, barrer o trapear, labores que no le permiten realizar alguna otra actividad con remuneración.
“En la actualidad seguimos luchando por la distribución equitativa de los trabajos domésticos, pero nos falta mucho. Las parejas no quieren entender que también les corresponde hacer estas labores. A nosotras, nuestro sentido de responsabilidad no nos permite dejar de atender labores de cuidado y limpieza”, expresó.
La falta de disponibilidad de tiempo le ha restado oportunidades de aceptar un empleo con más pago y mayor responsabilidad o de iniciar un emprendimiento para generar dinero extra.