Dicen que nadie es profeta en su tierra...ella sí, Lila es nuestra, orgullosamente oaxaqueña y el amor que ha mostrado a su tierra es correspondido por los suyos esta noche. La plaza es suya, desde el monumental Guelaguetza suena al unísono el grito que le da la bienvenida. ¡Lila Downs canta a sus hermanos!
A las 20:14 horas, los compases reconocidos de inmediato por el público cimbran el auditorio; la Banda Misteriosa y las marmotas de Tlacolula anuncian la fiesta, Lila hace su entrada, como siempre, espectacular.
Acompañada por las Chinas Oaxaqueñas, en son de calenda, la Downs baila y canta al centro del escenario, coreada por las cerca de 15 mil almas que abarrotan el Auditorio.
Naila es su primer melodia, Chuy Rasgado, compositor istmeño presente para apoyar la causa de esta noche, en que lo recaudado se dirigirá a los damnificados de los sismos de 2017.
Bajo el manto estelar que cobija a la ciudad, Lila entrega su talento dedicado a cantar a los pueblos, a las mujeres, a los hombres, al dolor y desamor; a sus orígenes, a su Oaxaca, inspiración que convierte en canciones que esta noche corean los presentes.
La pauta musical que sella este encuentro se advierte intensa, porque las canciones son temas inmortales, enérgicos, poderosos y contundentes como lo señalan especialistas melómanos.
Autores de la talla de Álvaro Carrillo, José Alfredo Jiménez, Paul Cohen -su esposo- y de ella misma, son interpretados por la multigalardonada en los premios Grammy.
Urge, los lleva al anhelo amoroso, el Don de Juárez al homenaje hecho canción al hermano de Guelatao; La Martiniana y muchos más mantienen a los asistentes emocionados, cantando y disfrutando esta noche.
No importa si tuvieron que esperar varias horas por un boleto, mucho menos si el acceso al auditorio fue lento; no, aquí lo verdaderamente relevante es disfrutar al ícono latinoamericano del arte, la música y la cultura, nuestra Lila.
Noche de viernes, a horas de concluir las festividades de la Guelaguetza 2018, en las que durante la semana se han presentado una serie de expositores musicales que los oaxaqueños han disfrutado; los asistentes saben que este concierto es distinto, porque aquí los une no solo el gozo por la música; se trata de cantar y vitorear a una mujer que se ha ganado a pulso la admiraciòn del mundo y que es orgullosamente de esta tierra.
El marco que a cada melodia dió la representación de las ocho regiones del estado, la cumbia, los sones, la articulación de acordes y combinación de ritmos hicieron de este concierto único, como única es Lila Downs.
El cierre era previsible, dos temas que en cada encuentro su público exige en Oaxaca: el Mezcalito y la Cumbia del Mole, tan representativos no sólo por sus letras que hablan de lo exquisito del estado, sino porque no puede haber cierre más alegre, como alegre es este pueblo.
Cada letra, cada melodía, ella la interpreta de tal forma que logra la unión en una sola voz de todos quienes disfrutaron de este concierto magno, cuyo eco resuena en el cielo de Oaxaca y queda guardado en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de escuchar a la artista, a la mujer y a la hermana Lila Downs.
