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El pueblo mixteco al que TV Azteca le robó el alma

Foto(s): Cortesía
Redacción

 


David Flores González, director de la Banda Sinfónica Mixteca de Puebla, sube al pódium. Su semblante no revela ninguna expresión. Arropa su delgada figura con pantalón de mezclilla, playera azul cielo y lustrosos zapatos negros.
Toma la batuta y golpea ligeramente el atril.


–¡Atenciooón!


Los músicos guardan silencio. Es viernes 17 de diciembre de 2014, el último día de trabajo del año. Regresarán el 6 de enero a ensayar de 10 de la mañana a cuatro de la tarde, como siempre.
El director endurece el gesto y pasea la mirada sobre todos los músicos.


–Les tengo una mala noticia: se acabó la Banda Sinfónica. Hoy es nuestro último encuentro. La orden del gobierno central de Puebla es que el 6 de enero regresen de vacaciones y entreguen su instrumento en la presidencia municipal de Tepexi. Les deseo una feliz Navidad.


El mensaje arranca la voz a todos los músicos. Los deja sin aire. Sólo el llamado imperioso del director los hace volver en sí.


–¡Listos!, continuemos –ordena.


Eleva suavemente su brazo derecho y con batuta en mano anuncia el primer movimiento de la suite Cuadros de una exposición, del ruso Modest Mussorgski, que han estado ensayando en la semana. Los músicos siguen la polifonía. Nadie se niega.


Tocan con un nudo en la garganta y el desánimo de algunos empieza a causar estragos. Varios pierden la armonía. La orquesta hace un breve silencio para reparar la falla y continuar. Al menos tres veces los desatinos se presentan. Con gran esfuerzo logran concluir.



 


Un abrumador silencio domina el salón. Nadie quiere mirarse en los ojos del otro. Los 42 músicos que desde septiembre de 2006 forman la Banda Sinfónica Mixteca han recibido un golpe contundente y seco.


Lo único que se escucha es el ruido de los broches y los cierres de los estuches donde guardan los instrumentos.


Fundación


Fundada el 12 de septiembre de 2006, la Banda Sinfónica Mixteca se integró a partir de una convocatoria emitida por la entonces Secretaría de Cultura de Puebla.


Antonio García Domínguez, músico originario de San Felipe Otlaltepec, toca la flauta transversal y recuerda.


–El entonces presidente auxiliar de la comunidad de San Felipe fue quien acudió a la capital poblana y propuso a los diputados impulsar un ensamble sinfónico profesional en la mixteca de Puebla, por ser una de las regiones con mayor tradición en las bandas de viento.


Aceptaron el proyecto. Los diputados asignaron recursos y la Banda Sinfónica dependería de la Secretaría de Cultura de Puebla. El flautista García Domínguez precisa.


–La convocatoria para integrar la banda se difundió en toda la región. Acudieron 300 músicos de 50 comunidades de Puebla y Oaxaca, pero sólo seleccionaron 42: 10 de Santa María Chimecatitlán, 25 de San Felipe Otlaltepec y siete de otras comunidades cercanas.


No es casual que más de la mitad de los músicos elegidos resida en San Felipe Otlaltepec, una comunidad ubicada a 27 kilómetros de la cabecera municipal de Tepexi de Rodríguez.


A lo largo de la carretera que conecta ambas comunidades, las bardas de las casas que flanquean el camino revelan una actividad peculiar. De tramo en tramo enormes letras negras brotan sobre una superficie blanca o amarilla: Banda Los Perversos, Banda Coatzingo, Banda de Santa Cecilia, El Nuevo Mariachi de Rodríguez, Banda de la Concepción…


Las pintas son el preludio de lo que caracteriza a San Felipe, poblado de 2 mil 500 habitantes, la mayoría indígenas popolocas, enclavado en la Mixteca Alta del municipio de Tepexi de Rodríguez, al sur de Puebla.



 

Tres cuartas partes de los pobladores son propietarios de pequeñas parcelas donde siembran maíz, frijol y trigo para autoconsumo. No hay pozos de agua, ni sistemas de riego; dependen de la lluvia. Tampoco existen los tractores; cultivan ayudándose de una yunta de burros o de caballos.


Su economía familiar es precaria, así que complementan su ingreso con tareas básicas: venta de leña y palma seca, o de su fuerza física. Trabajan de jornaleros en la cosecha del tomate, calabaza, cebolla, zanahoria y elote en comunidades vecinas.


Pero la plata no es mucha. Lo máximo que ganan por ocho horas es 150 pesos. Cómo no extrañar la música. La desaparición de la Banda Sinfónica Mixteca no sólo les ha secado el alma sino también la posibilidad de tener una vida digna. Sencilla, pero digna.


Los integrantes de la Banda recibían un sueldo mensual de 7 mil 500 pesos en promedio.


El maestro Raúl García Morales era el concertino de la Sinfónica Mixteca y toca el clarinete. Su delgada figura y su estatura mediana lo hacen aparentar una edad menor a sus 38 años. Con su sueldo mantenía a ocho personas de su familia.

Moreno Valle

La algarabía cunde dentro del nuevo y lujoso recinto. Funcionarios federales y poblanos admiran facsimilares de documentos históricos y hologramas digitales de los compositores de los siglos XVIII y XIX que con sus obras hicieron de Viena la capital mundial de la música.


Se trata de la inauguración de la Casa de la Música, la primera réplica en el mundo del Haus der Musik en Viena, Austria, que se instala en la ex fábrica textil La Constancia Mexicana, sede de las orquestas Esperanza Azteca.


El gobernador Rafael Moreno Valle no oculta su éxtasis al admirar la réplica del piano donde Beethoven interpretó sus sinfonías. Ese 13 de enero de 2015, Moreno Valle expresa ante sus invitados:


“Es satisfactorio que un inmueble como La Constancia Mexicana se ha transformado de un edificio en ruinas, a la sede nacional de las orquestas Esperanza Azteca y, ahora, en un museo de nivel internacional que fortalecerá la formación de jóvenes músicos”.



 


Moreno Valle no se refiere a todos los poblanos.


Justo una semana antes de la apertura de esa Casa de la Música, una comisión del recién creado Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla llegó el 6 de enero de 2015 al municipio de Tepexi de Rodríguez para recoger los instrumentos de los 42 músicos de la Sinfónica Mixteca que en diciembre pasado el mismo gobernador ordenó desintegrar.


Crisóforo Peláez Morales, saxofón barítono de la banda, recuerda bien ese momento.


–Al gobierno no le interesa la música. Si eso fuera, estuviera en activo la Banda Sinfónica Mixteca. Moreno Valle impulsó las orquestas infantiles Esperanza Azteca y desintegró una orquesta con músicos profesionales. La tragedia nos cayó de golpe. Nos dejó sin trabajo y sin herramientas; (nos quitó) los instrumentos, pese a que muchos no podemos comprar uno.


Ese día cada músico entregó, uno a uno, su instrumento. Pero también presenciaron cómo se llevaban el camión que los transportaba cuando hacían sus giras. Era un autobús rojo, similar a los de turismo, rotulado en el frente y sus costados con grandes letras blancas:Banda Sinfónica Mixteca.


El rostro de Crisóforo se torna triste.


–El camión era fundamental porque ahí nos desplazábamos a los conciertos. Recorrimos todo el país. Inclusive en ese autobús realizamos, en 2007, una gira a San Antonio, Texas. Fue un viaje excepcional. Logramos mostrar que la Sinfónica Mixteca era una banda de viento con un alto nivel artístico. La gente nos escuchó y nos cobijó con una gran ovación.


Sin instrumentos, sin camión ni banda sinfónica, los 42 músicos quedaron a la deriva. Nadie se detuvo a explicarles por qué.

La disolución

En octubre de 2014, el gobierno poblano transformó la Secretaría de Cultura en el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla. Y en ese enroque se anuló el presupuesto de 3.2 millones de pesos asignado anualmente a la Banda Sinfónica Mixteca.


Esa es la versión que funcionarios administrativos del Consejo Estatal para la Cultura le dieron a la presidenta municipal de Tepexi de Rodríguez, María del Rocío Canales González, quien explica: “La desintegración de la Sinfónica Mixteca fue una decisión política. Es lamentable porque la música es una forma de engarzar a las poblaciones de manera positiva. Los habitantes de este municipio consideran que la música les da otro nivel de vida, aunque económicamente no sea real”.


La intención de la alcaldesa era reactivar la Banda Sinfónica Mixteca, pero los recursos públicos no alcanzan. Se les apoyaría consiguiéndoles algunos conciertos, aunque los músicos no volverían a tener un sueldo fijo.


Canales González comenta: “Gestioné la recuperación de la banda y conseguí la devolución de los instrumentos, que quedarían en resguardo del municipio. Los entregamos a los músicos en el entendido de promover a la banda hasta donde sea posible. El camión no se consiguió porque el gobierno se lo entregó a la Banda de Música de la Policía Estatal en Puebla”.



 


La inesperada noticia que el director de la Banda Sinfónica Mixteca les da este 17 de diciembre de 2014 devasta a los músicos que la integran.


El salón de ensayos se convierte en un sepulcro. Callados, sin saber qué decir, uno a uno toma su instrumento y emprende el regreso a casa. Dispersos, no conversan entre sí. Ni siquiera saben cómo explicarán a sus familias lo que les acababan de decir.


Ese pasaje quedó grabado en la memoria de José Vidal, músico de 34 años que toca la tuba.


–En ocho años logramos ser la mejor banda sinfónica de la región y, de repente, eliminaron el presupuesto. Nadie intervino para salvarla. El impacto en mi vida fue drástico. Ya no tenía cómo mantener a mi familia y, además, por dentro sentía ese vacío que te deja el saber que no perteneces más a la sinfónica.


Al menos tres cuartas partes de estos músicos indígenas ingresaron a la banda cuando eran jóvenes y solteros. Ahora todos representan a 42 familias.

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