En Juchitán de Zaragoza, en el Istmo de Tehuantepec, se acostumbra que las últimas noches del año viejo se acompañen por la música de flautas y tambores de los jóvenes que se disfrazan de los viejos o hueelus, como se dice en zapoteco.
Pero este año de la pandemia, los viejos no portan la indumentaria regional, sino que llevan consigo el traje aislante antiviral, mascarillas para boca y nariz y su gel antibacterial.
Un joven vestido de mujer lleva la prenda istmeña, pero en este 2020 a su máscara femenina le agregó una careta protectora…
Es un intento para que esta tradición no se pierda, como todas las que opacó COVID-19 en el año que se va.
Una manera para generar conciencia en la gente de que todavía debemos cuidarnos porque el riesgo de contagios de COVID-19 sigue latente. Entonces la gente siempre ha esperado estos espectáculos cada fin de diciembre entonces buscamos la manera de cómo de una tradición hacer que la gente entienda”, mencionó Héctor Villalobos López.
Tradicionalmente los viejos recorren las calles de Juchitán solicitando un apoyo económico a quienes se entretienen con su presencia, pero esta vez a parte de bailar, repartieron gel antibacterial y trataron de concientizar a sus paisanos de que los contagios de COVID-19 siguen altos y aún hay mucha gente en las calles.
Porque esto no es juego, aquí en Juchitán a muchas personas como que les vale y eso no debe ser, tenemos que cuidarnos y protegernos”, señaló Elmer Núñez, quien preserva la tradición de los Hueelus.
A pesar de que las carencias fueron la constante de este año, también recibieron monedas de quienes salieron de sus casas a seguir la tradición, pero no sin antes desinfectar el dinero y guardarlo.
Entre junio y julio de 2020, en Juchitán de Zaragoza se contabilizaron entre seis y nueve defunciones diarias por covid -19, y en lo que va de la pandemia han fallecido 326 istmeños.
