El virus inaugura al siglo XXI, 19 años tarde, y la especie que dominaba la naturaleza ahora debe refugiarse en la virtualidad. La vida humana (o una parte importantísima de ella) se traslada a los entornos digitales, donde los algoritmos trazan itinerarios atractivos para desplazarse en las tendencias del día.
Hay verdades para todo gusto, legitimadas con cifras de alcance, interacciones, “compartidos”, “likes”. Y surgen nuevos emporios digitales, que supieron ofrecer en el mejor momento los espacios para continuar con la socialización, casi cara a cara. Esta vez, en pantallas cuadriculadas con rostros humanos que aparecen encerrados en celdas pequeñas, capturadas en "screenshots" que documentarán los recuerdos de las personas que hoy sobreviven al tardío inicio de una nueva era.
17 de noviembre de 2019
Por la mañana un virus desconocido entra en el cuerpo de un hombre de 55 años cuyo nombre también desconocemos. Por la tarde empieza el siglo XXI. (Lo viral, fragmento)
Lo viral, refugio de supervivencia
¿Es posible que la inauguración del siglo XXI haya sucedido en la ciudad de Wuhan con un retraso de 19 años? El escritor y crítico literario, Jorge Carrión, dice haber encontrado un refugio de supervivencia psicológica el día en que fue declarada la cuarentena en España.
Inició la redacción de un diario íntimo en un documento de Word, que posteriormente derivó en una novela de no-ficción, redactada en formato de un “diario fake”:
“Recientemente, me dejó de interesar la crítica cultural centrada en un único lenguaje artístico, y ahora busco pensar más en los algoritmos, las plataformas y los fenómenos transversales que ocurren en el mundo digital y en internet”, detalla Jorge Carrión en un diálogo -virtual- con medios informativos, previo a su participación en la 40 edición de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).
Terror “de baja intensidad”
Artículos, twits y video-entrevistas que circulan por la web dejan registro documental de un desplazamiento en la creación literaria (o bien, “transmedia") del escritor español, quien ha decidido narrar la transformación global de la vida humana detrás de la llegada de la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2.
“Lo viral fue un ejercicio agotador que escribí en tres meses. Cuando le puse el punto final me liberé de una carga, y creo que conseguí darle una estructura y ambición literaria. No es un diario del encierro, sino una reconstrucción histórica y poética de la pandemia, desde noviembre de 2019 hasta mayo de 2020. Acaba con la palabra ‘terror’, la cual, lamentablemente, creo que no ha perdido vigencia…”
Jorge Carrión ha atestiguado y formado parte de la construcción de una narrativa en la que millones de personas recurren a aplicaciones móviles para dar testimonio de la irrupción del “terror de baja intensidad” a la memoria humana, el cual sigue calando, constante y traumatizante, la vida diaria de quienes esperan la llegada de una “nueva normalidad” que signifique algo más cercano a una vida estable.
“Lo viral se aborda como categoría central para entender al siglo XXI, ya que el virus está siendo biológico y cibernético, porque se mueve rápidamente por las pantallas y por los cuerpos”, explica Jorge Carrión sobre la novela cuyo formato impreso llegará a México próximamente.
En la 40 edición de la FIL Oaxaca, 2020, el escritor es invitado a participar en la mesa temática “Viralidad y futuro”, junto a Jacqueline Fowks y Rocío Martínez, este 25 de octubre por la cuenta de Facebook @FIL Oaxaca y retransmitida por @Noticias Oaxaca Voz e Imagen.
¿Memoria u olvido?
“Es ridículo que no lo hayamos asumido todavía, porque la segunda ola ya estaba anunciada desde marzo; todos los expertos dijeron que habría una segunda ola antes del invierno…”
Entre la negación y la amnesia, señala Jorge Carrión, un amplio margen de error humano hará difuso el recuerdo de este traumático nacimiento del cambio global:
”Vamos a estar lidiando con esas contradicciones todos nosotros hasta que lentamente asumamos la gravedad de lo que estamos viviendo y sus terribles consecuencias, económicas pero sobretodo psicológicas, porque nos veremos obligados a reconocer que esto no se supera con vacunas”.
“No puedo más. Una vez llego a casa, me quito los guantes, me lavo las manos, le pido a los niños y a Marilena que no toquen nada, saco los paquetes, me lavo las manos, ordeno la compra, lavo la fruta y la verdura, me lavo las manos, tiro todas las cajas y todos los plásticos que puedo tirar, me vuelvo a lavar las manos y la cara. Siento el peso del agua y el peso del aire y el peso de mi propia piel…”
(Lo viral, fragmento)
