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Persiguen su sueño de representar a Oaxaca en China

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Cuando hace ocho meses Juan Carlos López Pérez le propuso a su compañera de bachillerato María Fernanda Franco Calderón armar en conjunto un pequeño robot fue porque conocía su responsabilidad y sabía de sus habilidades de programación.

 

María Fernanda no desaprovechó la oportunidad para demostrar que podía destacar en la ciencia y ahora comparte con Juan Carlos la acreditación para participar en la competencia mundial Robotchallenge China 2019, a realizarse del 9 al 11 de agosto próximo.

 

 

Obstáculo económico

 

 

Lograr esa acreditación no se convirtió en el obstáculo más difícil de superar, sino reunir los 104 mil pesos que le significa a ambos pagar sus boletos, pasaportes, visas y sus gastos por la estadía en la Ciudad de Pekín.

 

 

“Si he recurrido a una dependencia, pero aún no me dan respuesta”, dice con una mezcla de alegría y orgullo por su logros, pero también con ansias de lograr una meta que creyó posible cuando hizo equipo con Juan Carlos, pero la cual creyó que tardaría en llegar.

 

 

Hace apenas cinco días la Universidad Benemérita de Puebla le notificó a María Fernanda que ha sido aceptada para estudiar la ingeniería en Energías Renovables.

 

 

Casi al mismo tiempo empezó a destinar tres horas diarias a pruebas y perfeccionar el desempeño de su mini robot con Juan Carlos.

 

 

Sin apoyos oficiales

 

 

Entre ambos han destinado alrededor de 18 mil pesos para participar en tres concursos, pero ha sido el Robomatrix Guadalajara 2018, el que les dio un segundo lugar en la categoría de minisumo que representó el pase para el Robotchallenge China 2019.

 

 

Su robot no mide más de diez por diez centímetros, tiene sensores de proximidad que detectan a otro robot y le dan autonomía, ayudado por una placa de control.

 

 

Al principio resultó muy costoso, dañaron varios motores y baterías y la inversión se elevó hasta diez mil pesos.

 

 

En el trayecto han encontrado respuestas a cosas tan cotidianas relacionadas con la física, las matemáticas, no sólo robótica y programación, pero también han comprobado las dificultades oficiales para apoyar el talento.

 

 

De la cifra que requieren para que un equipo oaxaqueño represente a Latinoamérica en una competencia de robótica internacional, apenas han juntado 23 mil.

 

 

La cuenta regresiva no se detiene, pero contar con su acreditación es el impulso que les hace tener la seguridad que otras personas se solidarizarán con su sueño de demostrar que tanto hombres como mujeres de Oaxaca tienen el talento para hacer ciencia y competir con los mejores del mundo.

 

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