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Noche de rábanos, la más mágica del año

Foto(s): Cortesía
Redacción

La celebración data de la época colonial cuando, a manera de buscar impulsar la venta de esta hortaliza, los productores de aquel entonces tallaban figuras llamativas para que los paseantes la incluyeran entre sus compras. Actualmente se replica la celebración, instaurada como tal en 1897, año en que el presidente municipal de esos años decretó convertir a las piezas hechas con la hortaliza, en objetos de admiración y exhibición.


Color, cultura y tradición; pero sobre todo, rábanos, muchos rábanos. De ahí el nombre de este evento que, con el paso del tiempo, se ha consolidado como una de las fiestas más representativas de Oaxaca, que cumple 121 años.


Y es que hablar de la Noche de Rábanos es referirse a la magia que hay en las manos y en la mente de los artesanos que dejan volar su imaginación y, con detalle y de forma minuciosa, elaboran figuras propias de una historia de fantasía.


Provenientes de distintas comunidades del estado como Santa Cruz Xoxocotlán, Etla, Villa de Zaachila u Ocotlán, desde muy temprano los hortelanos comenzaron a afilar sus utensilios e instrumentos para crear, replicar o inventar historias que se cuentan solas al admirarlas.


Una imponente catedral, un concurrido y popular mercado de Oaxaca, e incluso una zona arqueológica en la que, surrealistamente, puede verse pastar un toro de puntiagudos cuernos, son solo algunos de los paisajes que, teñidos principalmente de color rosado, deleitan la vista de los paseantes.


Por supuesto que hay artistas cuya imaginación invade un poco el terreno de las aficiones para tomar lo necesario y transformar esa admiracion o gusto por algo en piezas que, además de ingeniosas, resultan casi perfectas en lo que a contexto y argumento respecta.


Llueven felicitaciones


Entre artesanos no hay competencia ni perdedores, aquí todos ganan; y ganan el reconocimiento del público, la alegría por atraer la atención de la gente y la satisfacción que genera un "Le quedó increíble, muchas felicidades", o un "Está muy bonito, es maravilloso". Eso, créanlo, es el más grande premio.


También gana la gente que visita este colorido carnaval visual; la experiencia de caminar e ir de la Villa de Zaachila al Mercado de Tlacolula en 5 pasos es invaluable. Aún más lo es el poder andar entre vírgenes y santos, animales, criaturas fantásticas y, por qué no, personajes ilustres... al menos Benito Juárez y Stephen Hawking se dejaron ver por ahí; para que vean la relevancia de tal evento, la Noche de Rábanos 2018, en Oaxaca.


Así, entre el folclor y la riqueza cultural del estado, las manos de nuestros artesanos siguen construyendo, más que figuras, pilares que fortalecen las tradiciones de Oaxaca.


Flor Inmortal y Totomoxtle, las otras piezas


Aunque los rábanos son los principales protagonistas de esta celebración, también el Totomoxtle y la Flor Inmortal dan color a la tradicional fiesta.


El primero es más que las hojas que cubren al maíz; es un material de valor incalculable que, además de envolver el delicioso sabor de los tamales cada mañana, es la principal materia prima para diferentes tipos de artesanías. Su maleabilidad y fácil adaptación para teñirse con colorantes, lo hacen único.


Por otra parte, la también llamada Siempreviva es una flor que, si bien no es nativa de Oaxaca, es un pilar esencial para la artesanía del estado. Prueba de ello son los adornos y decoraciones que, en cada fecha u ocasión especial, los oaxaqueños crean con esta pequeña flor.


Aunque en menor dimensión, al Totomoxtle y la Flor Inmortal también se les incluye en la Noche de Rábanos, en donde se convierten en una colorida comparsa.

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