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Consultorio del alma: cuenta conmigo, El padre: distancia y proximidad

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Rafael Alfonso

El origen del Día del Padre se remonta a principios del siglo 20. El concepto de un día dedicado a celebrar a los padres surgió como complemento del Día de la Madre, que ya había ganado popularidad desde su establecimiento en los Estados Unidos en 1914. Si bien se debaten los orígenes específicos de la celebración, es ampliamente aceptado que Sonora Smart Dodd encabezó el movimiento para establecer un día que honrara la paternidad y propuso la fecha de cumpleaños de su propio padre, un veterano de la Guerra Civil.

El Día del Padre se estableció, por fin, en 1966 y en 1972 se convirtió en feriado oficial en los Estados Unidos, en los términos en que se celebra en varios países del mundo, incluyendo México: el tercer domingo del mes de junio.

El Día del Padre es ocasión para honrar y celebrar el importante papel que éste desempeña en nuestras vidas. Más allá de los obsequios y gestos de gratitud, este día brinda la oportunidad de profundizar en el significado de la figura paterna y explorar los mitos que le han dado forma a nuestra comprensión de este arquetipo fundamental en el desarrollo humano.

El mito del padre ausente

Existe la idea generalizada de que los padres son inherentemente distantes y no se involucran en la vida de sus hijos. Germán Dehesa dijo alguna vez con su genial sentido del humor:

“En la época de oro, el padre asistía por brevísimos minutos a la concepción de la criatura y luego recuperaba la vertical y se perdía en el horizonte […]; era probable […] que reapareciera cuando el hijo ya fuera una gente de razón con la que se pudiera hablar de hombre a hombre. Esto, aún en el caso de que el hijo fuera hija”.

Lo llamativo de este agudo pasaje es que antes que ilustrar una distancia física o emocional con el hijo, ilustra la relación del personaje con su propia vida erótica, misma que será fundamental para el desarrollo del hijo. Para ser un padre ausente no es necesario ir muy lejos, ni salir por cigarros con intenciones de no volver a casa; basta con priorizar el propio placer por encima de las necesidades de los hijos y de la familia, cosa que sucede con mayor frecuencia de la esperada.

Si bien, muchos padres hoy en día participan activamente en la crianza y están comprometidos con el bienestar físico y emocional de sus hijos, otros —aunque el próximo domingo celebren por todo lo alto—, precisan ser perseguidos judicialmente para cumplir con sus obligaciones. Son dos extremos de un amplio espectro de posibilidades, pues hay de todo en esta viña del Señor.

La percepción social sobre la paternidad ha evolucionado, y suponemos que, aunque todos festejemos, la celebración del Día del Padre reconoce la labor de los padres involucrados y comprometidos. Una figura paterna amorosa y comprensiva puede tener un impacto profundamente positivo en la autoestima y el desarrollo general de un niño.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

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