De acuerdo con la Secretaría de Turismo, la Guelaguetza dejó una derrama económica de 423 millones de pesos, que representa un incremento de 20.52 por ciento en comparación con el año pasado, pero los locatarios ubicados sobre el Andador Turístico opinan lo contrario.
Aseguran que debido al incremento de puestos ambulantes sobre esta calle, las ventas fueron en declilve pues los turistas prefirieron productos que expenden informales, además, estimaron que los puestos se levantarían concluidas las fiestas y eso no ha ocurrido.
Gabriel Mendoza, propietario de una tienda de artesanías sobre el Andador Turístico comenta que en años anteriores los vendedores se instalaban durante las temporadas altas y cuando éstas terminan, viajan a Chiapas, Veracruz o Ciudad de México, pero en esta ocasión se quedaron.
“Este año pasa algo muy interesante, pues ya tienen sus lugares designados; a veces se pasan enfrente por el calor o la lluvia, pero todos los días están aquí. Incluso pueden venir más y esto se pondrá peor, como en la calle de Las Casas”, teme.
Por su parte, Lourdes Nolasco, quien es vendedora en la tienda de artesanías Fiesta Oaxaqueña, asegura que el principal motivo de sus bajas ventas fue que exactamente en la puerta de su establecimiento se instalaron vendedores ambulantes que no dejan pasar a los turistas.
“Los vendedores tienen productos que nosotros también, pero nuestra calidad es mejor y los precios son diferentes, pero los turistas prefieren comprarlos afuera que los nuestros, que vienen directamente de los artesanos”, asegura.
Los ambulantes salen ganando
A Gabriel le molesta que las autoridades den privilegios a los ambulantes, pues él, en una ocasión, colocó afuera de su negocio una mesa para mostrar sus artesanías y le pidieron que la quitara.
“La otra vez se pusieron a tocar ahí unos músicos y la gente les dio dinero, pero llegó la Policía y los corrió, ¿por qué no hacen eso con los ambulantes?”, cuestiona.
Asegura que los principales afectados son los artesanos, pues su trabajo no se da a conocer y no es valorado, además, los productos de los ambulantes ni siquiera son del estado, como las bolsas chiapanecas, collares huicholes y cerámica china.
A los comerciantes establecidos del Andador les irrita pagar renta e impuestos por sus locales, mientras que los ambulantes pagan una cuota mínima, pero a sus líderes.
“Los que más pierden son los artesanos, porque su trabajo no se da a conocer y no se vende porque el turismo prefiere los bajos precios de los ambulantes”, lamenta Gabriel.
