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Diversificación de la cultura zapoteca (primera de dos partes)

Detalle de documento de identidad.
Foto(s): Cortesía
Redacción

 Magaly Muñoz Ferman

Desde principios del siglo 18, las migraciones a México, de países europeos y asiáticos fueron creciendo notablemente esto, en virtud de que nuestro país desde años remotos, se ha posicionado como un país que recibe con los brazos abiertos a migrantes de todo el mundo,  hablando específicamente del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, muchos extranjeros llegaron aventurándose en busca de enriquecimiento, ascenso social o una mejor vida en tierras oaxaqueñas, derivado de las características urbanas de las ciudades de Tehuantepec y de Juchitán; estas ciudades fueron receptoras de una variada población, que inmigró a la región atraídos por las diversas actividades y negocios que prometía la construcción del ferrocarril de Tehuantepec, podemos distinguir dos momentos de migración en el Istmo.

El primero, de 1840 a 1880, promovido por la política liberal de colonizar las regiones despobladas de México. Por ello, los inmigrantes se incorporaron fundamentalmente a las actividades agrícolas y ganaderas, aunque muchos de ellos derivaron posteriormente al comercio. En el caso del Istmo, se asentaron en el distrito de Juchitán por ser la subregión en expansión y desarrollo de estas actividades económicas.

El segundo momento de la inmigración a la región va de 1880 a 1912, motivado por la construcción del ferrocarril de Tehuantepec. Este flujo migratorio fue mucho más diverso, tanto por las nacionalidades, como por las actividades económicas a las que se incorporaron los extranjeros. El contacto con los extranjeros hizo que este pueblo conservador, adquiriera algunos hábitos de países modernos, por lo que la aptitud de esta gente para aprender fue muy grande y se dan casos de personas pobres e ignorantes que apenas hablan español, y que, sin embargo, pueden hablar en inglés bastante bien, como en la mezcla de zapoteco y español, que se usa hasta nuestros días.

Posteriormente; después de su asentamiento migratorio en nuestro territorio, empezaron las pequeñas poblaciones extranjeras a especular con la tierra, apoyados principalmente en las leyes de colonización y baldíos, denunciaron tierras que consecutivamente les fueron adjudicadas, logrando así tener en sus manos los latifundios más grandes del estado de Oaxaca. Dichas fracciones de tierras las adquirieron principalmente en la parte norte del Istmo oaxaqueño (colindancia con el estado de Veracruz) y en la parte más oriental del distrito de Juchitán, pero aquellos que se dedicaron a los negocios o al comercio, prefirieron Tehuantepec, Salina Cruz, Matías Romero y la ciudad de Juchitán, lugares a donde posteriormente se fueron a vivir los hijos de los extranjeros asentados en la periferia.

Derivado del asentamiento de la población extranjera establecida en el Istmo de Tehuantepec a lo largo del siglo 19, quien poco a poco fue integrándose a la población zapoteca; se fue diversificando la cultura zapoteca, pues esta no pauperizó la cultura autóctona y contrario a lo que se creía, aportaron muchos elementos para hacer de la cultura zapoteca, una cultura compleja y exótica (pues en el istmo hay personas de todos "los colores" de piel y de ojos).

(Continuará)

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