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Fallece el Indio Comanche, leyenda del ring en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Julio César Sánchez García 

 

La noche del miércoles, 13 de octubre, víctima de un infarto cerebral, dejó de existir Luis Ramírez Sánchez, mejor conocido en el mundo del pancracio como el Indio Comanche. 

Era el invierno del 2018, cuando el luchador se abrió de capa para contar parte de su historia a Noticias Voz e Imagen de Oaxaca. 

Era el mediodía cuando en casa de su entrañable amigo Francisco Pérez Antonio, con su bastón en mano, memoria diáfana recordó su primer contacto con la lucha libre, cuando junto con otros pequeños asistió a la Arena  Oaxaca cuando se presentó el luchador  José Rojas de la O., “El Brujo número 13”. 

Al pequeño, le gustó mucho la técnica del gladiador, que entre su mente se tejieron de inmediato los sueños de ser un luchador reconocido como el que empezó a ver su ídolo. 

Con temor le dijo a uno de los luchadores poblanos “El Buitre” que quería ser luchador y cómo podría lograrlo, por lo que le aconsejó que hablara con José Rojas de la O, a quien le indicó su necesidad de aprender a luchar y que quería irse con él. 

”Me preguntó por mi familia, pero to desgraciadamente nunca tuve familia porque...fui abandonado, entonces...- dos lágrimas se dejaron ver en el brillar de sus ojos-, me duele mucho decir estas palabras... sufrí mucho cuando era abandonado, y le dije al señor Rojas, soy abandonado jefe”, recordó. 

Señaló que no conoció a su padre, “me preguntó sobre mi madre, y le dije que siempre me corría de su casa, no tenía a nadie, entonces me dijo, vámonos y me llevó”. 

El gladiador vivía en la calle de Granada número 84 en Tepito, donde lo empezó a llevar al gimnasio que se ubicaba en la calle de Doblado atrás del mercado Mixcalco, que eran los baños “Providencia”, donde lo enseñó a realizar las rodadas para adelante, para atrás, la caída que es indispensable de la lucha libre que se le llama tres cuartos. 

En una ocasión el luchador, que Luis Ramírez conocía como su padre, le dijo “todos los luchadores que vienen son mis hijos, los he adoptado y son hermanos y tú eres hermano de ellos. “le dije, gracias señor, y me dijo soy tu profesor”. 

Llegó el tiempo en que le dijo que tenía que aprender un oficio, pero el pequeño no los conocía, pero le interesó más el de carnicería, por lo que lo llevó al mercado “Morelos”, que se encuentra en la colonia del mismo nombre, donde empezó trabajar en el puesto número 24. 

Combinando de esa manera su deporte con la carnicería. 

Sus primeros ‘pininos’ los hizo en la Arena Netzahualcóyotl. “mi profe habló con El Santo para hacer unas funciones dominicales en matiné, y ahí hacer una colecta para la luz, siendo su primer rival “El Carnicerito”. 

Posteriormente, presentó su examen como luchador profesional en la ciudad de Oaxaca en 1965. El examen fue aplicado por el patrón Adolfo Bonales Ascencio, quien fue el primer fundador de la Unión de Luchadores y que posteriormente se convirtió en el Sindicato Nacional de Luchadores.  

Don Adolfo fue promotor de la Plaza de Toros el Cortijo, donde más tarde el Indio Comanche presentó y aprobó su examen como luchador profesional de la Ciudad de México. 

El Indio Comanche formó parte de la Unión de Luchadores, luego del Sindicato Nacional de Luchadores y más tarde fue fundador de la Fraternidad de El Santo, donde se agrupaban todos los luchadores independientes, lo que le permitió luchar en diversas plazas del país. 

Durante su carrera deportiva, le tocó luchar en arenas de los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, Baja California Sur, el Estado de México, el Distrito Federal (hoy Ciudad de México), Querétaro, Guanajuato y desde luego Oaxaca. 

Entre sus alumnos se encuentran Los Zorros que posteriormente se convirtieron en los Hermanos Cisneros, El Monarca, Increíble, Puma Rojo, Relámpago Gómez, El Mastín, Ray Alcántara, Flechador del Sol, Triangulo de la Muerte, El Cardenal, el Químico Luna, entre muchos otros que se convirtieron en estrellas de la lucha libre oaxaqueña. 

Entre las tantas anécdotas que recordó, podemos mencionar aquella tarde de un domingo que estaba programado en la Arena Oaxaca en la lucha semifinal de apuestas máscara contra cabellera El Mastín contra el Indio Comanche.  

La arena estaba a reventar, pero el Comanche no se presentó en protesta porque había pactado con el promotor que esa lucha sería la estelar y la única de apuestas en el programa, debido a la rivalidad que existía entre ambos luchadores.  

El acuerdo no se respetó, hubo otras luchas de apuestas en el programa y la de máscara contra cabellera era la semifinal, no la estelar.  

Cuando se anunció que no se había presentado el Indio Comanche la gente enardeció e incluso hubo quienes pretendieron quemar la arena. El promotor acompañado de dos patrullas de la policía estatal llegó al domicilio particular del Comanche, pero nada la convenció de acudir a la arena.  

El match de máscara contra cabellera se dio años después en la arena de los Bomberos, donde el Indio Comanche perdió la cabellera. 

Años después, se retiró del deporte que tanto amó en su vida debido a las múltiples lesiones que presentaba. 

Sien embargo, sus enseñanzas quedaron bien aprendidads por aquello que tuvieron la fortuna de conocer al hombre, al padre, al amigo, que s nos adelantó en el camino. 

Descansa en paz Luis Ramírez Sánchez. 

 

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